Los recientes movimientos corporativos en el Reino Unido han reavivado el debate sobre la independencia editorial y la viabilidad de los medios. La inminente adquisición de The Daily Telegraph por el grupo británico DMGT (Daily Mail and General Trust), la consolidación de The Times con su emisora de radio bajo el conglomerado norteamericano News Corp —fundado por el australiano Rupert Murdoch— y el liderazgo internacional del Financial Times bajo el grupo japonés Nikkei son ejemplos claros de cómo la concentración de poder y el capital a menudo dictan la línea editorial. En este contexto, The Guardian destaca como una excepción notable. Sostenido por la Scott Trust a través del Guardian Media Group, con un modelo fundacional sin ánimo de lucro, ha podido mantener la independencia editorial y expandirse a países como Estados Unidos y Australia.
Este modelo es particularmente inspirador para el ecosistema mediático catalán. La trayectoria de The Guardian demuestra que un medio puede crecer a escala global sin sacrificar identidad ni autonomía editorial. La lección es clara: la independencia puede ser compatible con la vocación global si el proyecto se fundamenta en una base fundacional o comunitaria sólida. Al mismo tiempo, las dimisiones recientes en la BBC —del director general, Tim Davie, y de la directora ejecutiva de la BBC News, Deborah Turness— por cuestiones de imparcialidad, evidencian que la credibilidad es un activo frágil que hay que proteger con estructuras de propiedad robustas.
Por otro lado, el panorama catalán es un mosaico dominado por unos pocos grupos privados y por medios públicos, como la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA). Todos ellos reciben inyecciones importantes de dinero público, un hecho diferencial respecto al Reino Unido, donde estas subvenciones no existen, excepto en el caso de la BBC. Y, a pesar de ello, la BBC es financiada con un impuesto directo de los ciudadanos y empresas precisamente para evitar influencias políticas.
No obstante, en este escenario de los medios de comunicación de nuestro país, el proyecto VIA Empresa se erige en un caso singular: una publicación centrada en el análisis económico y empresarial en catalán, sin depender de subvenciones públicas. Esta independencia le otorga una credibilidad diferencial que la está consolidando como referente del periodismo de negocios. Y su especialización en el ámbito de la economía y de la empresa le aporta fortaleza.
Al igual que ha hecho el 'The Guardian', siempre he pensado que el alcance de nuestros medios debe extenderse más allá, gracias a la conexión catalana con los países de habla occitana
Así, en lugar de competir con los medios generalistas, VIA Empresa se dirige a un nicho preciso: los empresarios, los directivos y los profesionales. Esta apuesta le confiere una autoridad relevante. La decisión de operar en catalán no es meramente lingüística, sino estratégica. Significa reforzar la presencia y la normalización de la lengua en los ámbitos de poder, de decisión y de modernización institucional.
En este sentido, VIA Empresa podría aspirar a seguir una estrategia de expansión como la de otros, incluido el The Guardian. Si este diario británico ha sabido expandirse a Estados Unidos y Australia, VIA Empresa puede hacer lo mismo en el espacio catalán. La unidad lingüística, cultural y económica de los Països Catalans —Andorra, el País Valencià, las Illes Balears y l'Alguer— constituye un mercado mediático compartido que podría ampliar sustancialmente su influencia y reforzar su viabilidad económica. Cubrir informativamente estos territorios lo consolidaría como un medio transfronterizo de referencia.
Además, siempre he pensado que el alcance de nuestros medios debe extenderse más allá, gracias a la conexión catalana con los países de habla occitana. La actual región de Occitania, con importantes polos económicos, como Toulouse y Montpellier, comparte vínculos históricos y lingüísticos con nuestra nación. Además, como ha señalado el economista estadounidense Richard Florida, la megarregión “Bar-Lyon” —que une Barcelona con Lyon, pasando por las ciudades occitanas— es uno de los ejes económicos más dinámicos del continente. En un futuro, es necesario que los proyectos mediáticos catalanes aprovechen esta realidad geoeconómica para intentar expandir su cobertura y convertirse en actores mediáticos clave dentro de la megaregión que nos hermana.
Un medio de comunicación especializado en el mundo de los negocios con un alcance en todo este espacio compartido catalano-occitano podría proporcionar una ventaja competitiva inestimable
Estamos hablando, por tanto, de una expansión que no sería solo un gesto cultural, sino una apuesta económica. Muchas empresas catalanas ya mantienen intensos flujos comerciales y tecnológicos en territorios occitanos. Es por este motivo que un medio de comunicación especializado en el mundo de los negocios con un alcance de todo este espacio compartido catalano-occitano podría proporcionar una ventaja competitiva inestimable, de forma que ofreciera información estratégica y un análisis comparativo necesario. Se convertiría, sin ningún tipo de duda, en un instrumento eficaz para la cohesión económica y para la mejora de la competitividad empresarial a escala mega-regional.
En conclusión, el ejemplo británico nos recuerda que los medios son, al mismo tiempo, un negocio y una fuente de poder político y social. El caso The Guardian nos demuestra que la independencia editorial y la expansión global pueden ser objetivos compatibles. Catalunya tiene la oportunidad de construir un proyecto mediático empresarial que abarque todo el espacio de habla catalana y proyectar su influencia hacia el eje Occitania-Bar-Lyon. Es el momento de pensar en un diario económico, en catalán, con vocación global y abierto a la mirada internacional: un reflejo comunicativo de lo que ya es nuestra economía.