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Supermercados: la batalla por el carrito de la compra

Las empresas que combinan precios competitivos con amplitud de surtido, productos frescos y saludables, tiendas sostenibles, proximidad y experiencias digitales son las que más crecen

Supermercado Caprabo del Centre Comercial L’Illa Diagonal, en Barcelona | Cedida
Supermercado Caprabo del Centre Comercial L’Illa Diagonal, en Barcelona | Cedida
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
20 de Agosto de 2025 - 05:30

Pocas actividades económicas tienen tanta incidencia en el día a día de las familias como los supermercados. Según el Idescat, representan el 16% del gasto de los hogares catalanes. Es un sector que se reinventa continuamente: el cambio en los hábitos de consumo y la tecnología están redefiniendo los modelos de negocio. Los supermercados que han podido adaptarse mejor a estas nuevas tendencias son los que hoy crecen.

 

Entre las fórmulas de éxito están la marca propia potente, las mejoras continuas en tiendas, la logística y el comercio electrónico. En algunos casos, se basan en los precios bajos, y en otros, en la amplitud del surtido, los productos frescos, los saludables y los de proximidad. En cambio, otros operadores han perdido empuje por problemas de gestión, falta de innovación o una imagen deteriorada ante el consumidor. El mercado es cada vez más competitivo, y los que no ofrecen ventajas competitivas claras —sea en marca, precio, surtido, tiendas, proximidad, experiencia de compra, atención al cliente…— ven cómo los consumidores los penalizan.

Mercadona, al frente en Catalunya y en el Estado

Según Wordpanel, Mercadona lidera con claridad el mercado español con una cuota del 26,7%, muy por encima de Carrefour (9,2%), Lidl (6,7%), Eroski (4,3%), Dia (3,7%), Consum (3,5%) y Alcampo (2,9%). El modelo de supermercado de proximidad —más pequeño que el hipermercado y orientado a la compra frecuente— gana cuota, mientras que los hipermercados clásicos afrontan dificultades: Alcampo ha perdido cuota, una señal del declive de este formato. Esclat-Bon Preu, por su parte, ha sido reconocido por la OCU como el supermercado mejor valorado en España. Otros supermercados bien valorados han sido El Corte Inglés, Ametller Origen, Plus Fresc, Aldi, Consum y bonÀrea. El éxito no es fruto del azar. Tal como decía Sam Walton, fundador de Walmart: “Supera las expectativas de tus clientes. Si lo haces, volverán una y otra vez”. Una idea simple, pero poderosa, que sigue siendo la clave del éxito.

 

Mercadona también es líder en Catalunya (24% de cuota), seguida por Bon Preu-Esclat (8,8%), Carrefour (7,3%) y Lidl (7%), y después siguen Consum (4,7%), bonÀrea (4,2%), Caprabo (3%), Condis (2,9%), Dia (2,8%), Alcampo (2,1%), Aldi (2,1%) y Casa Ametller (1,3%). El consumidor catalán, según un estudio de la UPF-BSM, apuesta más por la compra en línea y es más exigente en materia social y ambiental. También valora más el producto de proximidad.

En Catalunya, nuevamente según el Idescat, había 19.922 establecimientos de comercio al por menor de alimentos, bebidas y tabaco en 2023, que daban trabajo a 53.502 personas (un 1,4% del total de ocupados en Catalunya).

El consumidor catalán apuesta más por la compra en línea y es más exigente en materia social y ambiental

Según el Registro Mercantil, un total de 590 empresas del sector de supermercados en Catalunya depositaron las cuentas correspondientes al ejercicio 2023, y más del 78% son microempresas. Las empresas más grandes con sede en Catalunya son Lidl, Bon Preu, bonÀrea, Aldi, Casa Ametller, SPAR, SORLI, Plus Fresc, La Sirena y Valvi.

Uno de los aspectos relevantes es que el de los supermercados es un sector que trabaja con márgenes muy reducidos, que afectan especialmente a las pequeñas y microempresas.

Como se comprueba en la siguiente tabla, de cada 100 euros de venta, el beneficio neto está alrededor de los 2 euros, muy por debajo de la media del conjunto de los sectores económicos, que ganan alrededor del 5% o 6%, en general. El principal motivo es que los consumos de explotación alcanzan casi el 75% del precio de venta.

Baja inversión en activos corrientes

Uno de los rasgos característicos de los supermercados es que la inversión que deben hacer en capital circulante (stocks, clientes…) es muy baja. La estructura financiera muestra que las grandes y medianas tienen un alto peso del activo no corriente (77,2%), reflejo de la inversión en centros logísticos y puntos de venta, con un patrimonio neto del 45,4% que proporciona solidez. Las pequeñas, en cambio, tienen más liquidez (31,7% de disponible).

El tamaño importa

En la siguiente tabla se comprueba que las empresas de mayor dimensión son más rentables, generan más ventas y beneficios, y pagan mejores salarios por empleado. Sin duda, la dimensión permite disponer de más capacidad de negociación con los proveedores.

Guerra de precios, integración vertical y marcas propias

El sector de los supermercados arrastra debilidades que condicionan su competitividad. Se debe invertir continuamente en tecnología y en mejora de las tiendas y la guerra de precios hace que los márgenes sean muy bajos. Además, la rotación elevada de personal en algunos operadores afecta la calidad del servicio e incrementa los costes de formación.

Las amenazas son igualmente importantes. La competencia de los discounters continúa ganando terreno con estrategias de precio agresivas y surtidos simplificados que mejoran la eficiencia. También hay que sumar la presión reguladora en materia medioambiental, laboral y fiscal, que obliga a nuevas inversiones en sostenibilidad y digitalización. En entornos urbanos, la saturación de oferta puede limitar el crecimiento e intensificar aún más la competencia, mientras que en zonas rurales el reto es garantizar la viabilidad económica de establecimientos pequeños.

La competencia de los 'discounters' continúa ganando terreno con estrategias de precio agresivas y surtidos simplificados que mejoran la eficiencia

A pesar de todo, el sector dispone de fortalezas. Las marcas más consolidadas han construido una logística eficiente, capaz de garantizar disponibilidad y frescura. La proximidad al consumidor y la adaptación a las preferencias locales son claves para fidelizar. Algunos operadores consiguen ventajas competitivas diferenciadoras gracias al uso del catalán en el etiquetado y en la atención al cliente, así como por su apuesta por el producto local, que refuerza la proximidad y la identificación con el consumidor.

La integración vertical en algunas empresas permite controlar la calidad de la producción hasta la venta final. Asimismo, la capacidad de innovación en formatos —desde tiendas de conveniencia hasta grandes establecimientos renovados— y en servicios digitales está transformando la experiencia de compra. Algunas empresas tienen relaciones muy consolidadas con los proveedores, que aseguran relaciones provechosas a largo plazo.

La integración vertical en algunas empresas permite controlar la calidad de la producción hasta la venta final

También hay muchas oportunidades. La expansión del comercio electrónico y de los servicios de entrega rápida ofrece aún un amplio recorrido, con un consumidor cada vez más predispuesto a comprar en línea. Al mismo tiempo, la demanda de productos locales, ecológicos y saludables continúa creciendo, especialmente entre las nuevas generaciones. Esta tendencia se refuerza con el aumento del consumo de platos preparados, que responden a estilos de vida con menos tiempo para cocinar.

La digitalización y el uso de la inteligencia artificial abren la puerta a una experiencia de compra mucho más personalizada, con ofertas adaptadas al perfil de cada cliente, cajas automáticas y aplicaciones que permiten escanear y pagar directamente desde el móvil. Paralelamente, el desarrollo de formatos urbanos de conveniencia y tiendas 24 horas responde a la demanda de rapidez y accesibilidad, mientras que las estrategias de retail media —publicidad vendida dentro de las mismas plataformas físicas y digitales— generan nuevas fuentes de rentabilidad.

Otra oportunidad son las marcas propias, que podrían llegar a representar entre el 40% y el 42% de las ventas en 2030, según McKinsey, si evolucionan hacia gamas diferenciadas y con identidad propia. También hay margen para reforzar la colaboración con productores locales. Las empresas que combinan precios competitivos con amplitud de surtido, productos frescos y saludables, tiendas sostenibles, proximidad y experiencias digitales avanzadas son las que más crecen. Por el contrario, aquellos que no ofrecen una propuesta diferencial —sea en precio, experiencia o innovación— corren el riesgo de perder cuota en un mercado cada vez más competitivo.

Las marcas propias podrían llegar a representar entre el 40% y el 42% de las ventas en 2030 si evolucionan hacia gamas diferenciadas y con identidad propia

La batalla de los pequeños en un sector de gigantes

Los pequeños supermercados lo tienen difícil. Los márgenes muy reducidos, la dependencia de las ventas físicas y el elevado peso de los costes fijos limitan su capacidad de crecimiento y de inversión. También les perjudica más el bajo índice de productividad y el elevado índice de absentismo. A esto se suma la presión de los que compiten con precios muy agresivos y marcas propias potentes, haciendo casi imposible competir. Además, la rotación de personal y la necesidad de adaptarse a las nuevas exigencias digitales y medioambientales cargan aún más su estructura.

Aun así, las pequeñas empresas tienen vías para avanzar y diferenciarse. La especialización en productos de proximidad, ecológicos o de alta calidad les permite competir en valores y no solo en precios. La proximidad al cliente y el trato personalizado son ventajas competitivas claras frente a las grandes cadenas. También pueden innovar en horarios más flexibles adaptados a la vida del barrio, apostar por formatos de conveniencia o establecer alianzas con otros pequeños operadores y productores locales para ganar escala. En definitiva, el futuro de estos supermercados depende de reforzar su arraigo al territorio y ofrecer experiencias de compra únicas que los diferencien de los grandes grupos. Sin duda, el pequeño comercio aporta ocupación y cohesión social al territorio.

La especialización en productos de proximidad, ecológicos o de alta calidad permite a los pequeños supermercados competir en valores y no solo en precios

En resumen, el sector de los supermercados vive un momento de cambio acelerado. Las empresas que sepan innovar, diferenciarse y ganar la confianza del cliente serán las que avanzarán. Al fin y al cabo, la batalla del carrito de la compra no se decidirá solo en precios, sino en la capacidad de generar valor y experiencias que conecten con el consumidor.