Boboli, la ropa infantil catalana que se viste de México a Kazajistán

Niños de más de sesenta países de todo el mundo visten ropa de Boboli, una marca nacida en Mataró y que hoy en día factura más de 40 millones de euros desde Llinars

Cristina, Mónica y Arancha Algás, segunda generación de Boboli | Cedida Cristina, Mónica y Arancha Algás, segunda generación de Boboli | Cedida

Los jardines boboli de Florencia fueron la inspiración que tuvo Teresa Ochoa para fundar una marca de ropa de punto para toda la familia. Poco antes, su marido, Francisco Algás, creó la industria Star Textil, ubicada en Mataró y especializada en fabricar para otras marcas. Todo ello es el origen de lo que acabaría siendo Boboli, una marca de ropa infantil que apuesta por la calidad y que vende a más de sesenta países y factura alrededor de los 43,5 millones de euros.

Durante los años 80, Star Textil fabricaba desde Catalunya para las principales empresas de la gran distribución europea. Ofrecía un producto diferente, con calidad y diseño propio", explica Mónica Algás, directora general y segunda generación al frente de Boboli. Uno de los clientes destacados de Star Textil fue Boboli, que se especializó en el género de punto y en productos cómo los chándales de color: "Era innovador, no había fieltro en estas piezas y tenía un diseño diferenciado". Con el paso de los años fue ampliando y especializándose en moda infantil. Los diseños coloridos eran uno de sus puntos diferenciales.

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La gran apuesta por Boboli

A finales de los 80, los caminos entre Star Textil y Boboli estaban cada vez más cerca: "Cuando fabricas para terceros y no tienes una marca propia, el único argumento es el precio. Y,  sobre todo la gran distribución, tenía mucha exigencia de precio". Poco a poco, la empresa del marido fue dejando de fabricar para otras marcas y solo lo hacía para Boboli. Finalmente, dejaron de fabricar para otras marcas y hacerlo solo para Boboli. Las dos empresas convivieron durante bastante tiempo hasta que se fusionaron en los años 90.

Mónica Algás: "Vendemos ropa, pero somos más que una empresa de moda"

"Desde el principio, se apostó por una diferenciación de producto, de calidad y de tejido", destaca Mónica Algás, que añade: "Hacemos que el precio no sea nuestra lucha. No luchamos con el precio, nuestra diferenciación es otra. Tenemos que apostar por un buen producto, buen servicio y buena puesta en escena en las tiendas".

Esta apuesta por la calidad ha sido una de las claves del éxito de Boboli, además de una filosofía clara: "Vendemos ropa, pero somos más que una empresa de moda. Nos dirigimos a un cliente cómo son los niños e intentamos empatizar mucho con ellos y hacer un producto que también les guste".

La expansión de Boboli

El primer paso en la creación de Boboli fue la apertura de una tienda en Barcelona. "Fuimos atrevidos por tener tiendas desde el principio. Te da muchas cosas, también dolores de cabeza. Pero es una tarjeta de presentación, de quién somos y cómo nos relacionamos con los clientes". Actualmente, tienen 35 tiendas, 50 córners en el Corte Inglés, 15 córners en una cadena de grandes almacenes de México y una tienda en Kazajistán.

Además, también venden a través de tiendas multimarca en más de sesenta países y por internet. "Vendemos de la tienda de pueblo de toda la vida a grandes almacenes", resume Algás.

Mónica Algás: "Desde el principio hubo una vocación exportadora clara"

Niños de todo el mundo visten ropa de Boboli. "Desde el principio hubo una vocación exportadora clara y la empresa se focalizó en grandes clientes internacionales. Mis padres hablaban idiomas y abrieron mercados. Vieron que el mundo era muy grande y por qué no", recuerda la directora general. Una de las primeras grandes expansiones fue en México, el 1992, a través de un acuerdo con los grandes almacenes El Palacio de Hierro.

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Una relación que aún hoy continúa y para la empresa la catalana es un "cliente clave". "Rápidamente, se vio que necesitábamos volumen y solo con tiendas propias era más complicado", argumenta Algás. El 1994 aterrizaron a Italia, que hoy en día es el principal mercado fuera de España. Francia, Portugal y Grecia son otros mercados importantes, cómo Colombia y México, donde tienen dos filiales.

De la tienda física a internet

Con los últimos años, el sector de la moda infantil ha cambiado drásticamente. Han llegado grandes marcas con una apuesta por precios muy bajos y el consumo por internet se ha disparado. Esto también hará replantear la estrategia de tiendas físicas de Boboli: "Se tendrán que tener las tiendas clave".

Sobre la moda infantil actual, Mónica Algás resume: "Ahora hay mucho foco en el precio y la moda ya no es tan prioritaria". Por la directora general, la pérdida de capacidad económica de las familias es uno de los motivos. Aun así, tienen claro que su lucha "no es el precio".

Mónica Algás: "No hemos tenido nunca miedo a los cambios"

"Pero nos preocupa porque hablamos de un mercado más pequeño y una mayor participación de marcas baratas. Todas las marcas están sufriendo mucho. Tenemos que hacer las cosas mejor para no desaparecer y para que el cliente consciente y que busque un producto de calidad venga a nosotros". Mónica Algás aprovecha para enfatizar uno de los valores que siempre han movido Boboli: "No hemos tenido nunca miedo a los cambios".

También hacen un llamamiento a la sostenibilidad en el mundo de la moda: "Nuestro producto es de calidad y más duradero. Y defendemos que se puede reutilizar, dar a un amigo, a un familiar, etc.". Quieren huir del concepto de 'fast fashion', donde todo se consume y se tira sin cesar.

Las dudas sobre el futuro

El 2014 se oficializó el relevo generacional a Boboli, con tres hermanas asumiendo la responsabilidad. Pero el camino hasta entonces no fue el habitual. Mónica, Arancha y Cristina habían tenido carreras profesionales lejos de la empresa familiar, hasta que se fueron incorporando. Mónica y Arancha asumieron la dirección general, mientras que la Cristina, arquitecto de profesión, se incorporó más tarde a la compañía. A pesar de que puede parecer difícil y conflictivo gestionar el negocio entre tres hermanas, Mónica lo contradice: "Nos llevamos muy bien y nos entendemos muy bien. Hay muy buena coordinación".

Pero el reto es el futuro y el paso a una tercera generación, puesto que las tres están alrededor de los cincuenta años."Nos da miedo que entren nuevas generaciones, porque una cosa son los hermanos y otra los primos". Por eso, tienen claro que "no hay vía libre porque entre cualquiera": "Solo quién tenga muchas ganas y experiencia previa y pueda aportar". Actualmente Boboli, además de facturar más de 40 millones de euros, tiene una plantilla de 260 trabajadores, lo que consideran que justificaría una dirección fuera de la familia.

Con todo, tienen claro que quieren continuar luchando para mantener Boboli como una referencia por los niños y las familias de todo el mundo y mantener viva la originalidad y el diseño que siempre los ha diferenciado.

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