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El caso Odebrecht: los campeones mundiales de la corrupción

Carlos Lima definió el esquema fraudulento como una “belleza criminal”, porque los contratos estaban tan bien hechos que parecían ser completamente legales

El nombre del escándalo hace referencia a la constructora brasileña Odebrecht, fundada en 1944 | EP
El nombre del escándalo hace referencia a la constructora brasileña Odebrecht, fundada en 1944 | EP
Barcelona
07 de Junio de 2024

Quizás en Catalunya el caso Odebrecht no sea muy conocido por el gran público, pero en el entorno internacional, sobre todo en Sudamérica, se le considera uno de los escándalos más grandes de la historia empresarial. El nombre del escándalo hace referencia a la constructora brasileña Odebrecht, fundada en 1944 por Norberto Odebrecht, con raíces que se remontan hasta 1923, y que también tiene ramas en los sectores de la ingeniería, la química y la petroquímica.

 

El escándalo llegó a los medios a finales de 2016, cuando el Departamento de Justicia de los Estados Unidos hizo público el resultado de sus investigaciones, que demostraban que los directivos de la compañía habían estado sobornando a gobiernos durante muchos años y con grandes cantidades de dinero. El arco temporal de la investigación comenzaba en 2001 y llegaba hasta ese 2016, mientras que la cifra estimada de dinero destinado a sobornos a lo largo de casi toda América Latina (12 países) ascendía a 788 millones de dólares. En el mercado local, Brasil, el presidente de la constructora y miembro de la familia fundadora, Marcelo Odebrecht, ya había sido condenado meses antes precisamente por malas prácticas de todo tipo (corrupción, lavado de dinero, sobornos) que afectaron especialmente a la petrolera semipública, Petrobras. En el caso de la empresa de hidrocarburos insignia de Brasil, la trama de corrupción había llegado hasta el núcleo de la compañía. En 2018, la firma de hidrocarburos llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos para cerrar el caso pagando una multa de 853 millones de dólares.

El fiscal brasileño Carlos Lima definió el esquema fraudulento como una “belleza criminal”, porque los contratos estaban tan bien hechos que parecían ser completamente legales.

Pero para llegar al comienzo de la investigación, aún hay que retroceder un par de años, hasta 2014, cuando la policía federal de Brasil inició la llamada Operación Lava Jato, que comenzó con la desarticulación de una organización que se dedicaba a lavar dinero negro a través de una red de gasolineras y autolavados de coches. Ya en ese momento, se consideró el caso más importante del país en el ámbito del blanqueo de capitales, y tirando del hilo llegaron a la petrolera Petrobras y, más tarde, a Odebrecht.

 

Las ramificaciones del caso Odebrecht son tan numerosas que resulta muy difícil dibujar un mapa que las recoja todas, pero, simplificando, se puede decir que afectó a políticos y cargos públicos de Brasil, Argentina, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Perú, Venezuela y el archipiélago de Antigua y Barbuda. Fuera de esta región, también se revelaron operaciones ilícitas en Angola y Mozambique.

El departamento de justicia de los Estados Unidos también quedó asombrado por la magnitud de la estructura concebida para corromper, hasta el punto que la definió como "gigantesca e incomparable"

Para hacerse una idea de la complejidad de la trama, así como de su perfección, es importante recordar las palabras del fiscal brasileño Carlos Lima, quien definió el esquema defraudador como una “belleza criminal”, porque los contratos estaban tan bien hechos que parecían ser completamente legales (empresas ficticias, transacciones no contabilizadas oficialmente, cuentas offshore... hasta tener una división entera destinada a los sobornos). El departamento de justicia de los Estados Unidos también quedó asombrado por la magnitud de la estructura concebida para corromper, hasta el punto que la definió “como gigantesca e inigualable”. La cifra de 788 millones de dólares invertidos en sobornos puede parecer muy elevada (curiosamente, eran siempre alrededor del 3%), pero hay que calificarla como una buena inversión, porque permitió conseguir contratos de obras públicas por un valor de 3.340 millones de dólares. Cuando afirmamos que habían creado una división entera para comprar voluntades no estábamos exagerando, pues en 2005 abrieron un área de negocios llamada “Operaciones Estructuradas”, encargada de canalizar este tipo de pagos.

El president de la constructora i membre de la família fundadora, Marcelo Odebrecht | EP
El presidente de la constructora y miembro de la familia fundadora, Marcelo Odebrecht | EP

Otro de los aspectos que convierten este caso en un hecho histórico dentro del mundo de los escándalos empresariales es la lista de personajes que fueron imputados o condenados por participar en la trama. Entre los nombres más destacados figuran Luiz Inácio Lula da Silva (expresidente de Brasil), Mauricio Funes (expresidente de El Salvador), Ricardo Martinelli (expresidente de Panamá), Jorge Glas (exvicepresidente de Ecuador) y Alan García (expresidente de Perú, que se suicidó justo cuando la policía llegaba a su casa para detenerlo)

La cifra de 788 millones de dólares invertidos en sobornos puede parecer muy elevada, pero hay que calificarla como una buena inversión, porque permitió conseguir contratos de obras públicas por un valor de 3.340 millones de dólares

En esta ocasión, España quedó casi completamente al margen de esta trama gigantesca y apenas fue beneficiada con los restos de la operación, como fue el blanqueo de 22 millones de euros de los corruptos a través de testaferros españoles. Fuera del territorio español, también se ha visto implicada la constructora FCC, que ha sido acusada de pagar unos 178 millones de euros en sobornos a funcionarios panameños (cifra estimada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil).

Con el estallido del caso, en 2019 la firma Odebrecht acabó declarándose en suspensión de pagos, cuando solo cuatro años antes había llegado a facturar cerca de 38.000 millones de dólares. En 2020 renació con el nombre de Novonor.