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Mercados locos, empresas sólidas

Aunque los mercados muestran signos claros de sobrevaloración, las empresas llegan a este momento con una posición financiera mucho más sólida que en 2008

Las bolsas internacionales baten récords: el IBEX cotiza a los 15.334 puntos, como el máximo histórico logrado en 2007 | Europa Press
Las bolsas internacionales baten récords: el IBEX cotiza a los 15.334 puntos, como el máximo histórico logrado en 2007 | Europa Press
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
Barcelona
27 de Agosto de 2025 - 05:30

Los mercados globales viven una de las mayores sobrevaloraciones de la historia. Las bolsas internacionales baten récords: el IBEX cotiza a 15.334 puntos, como el máximo histórico alcanzado en 2007, mientras que el Eurostoxx y el S&P 500 estadounidense se sitúan en niveles máximos de las últimas tres décadas. Dos de los indicadores más utilizados para medir si las bolsas están caras o baratas, el índice Buffett y el Shiller, indican claramente que hoy las valoraciones bursátiles son muy altas. El índice Buffett muestra que el valor total de las empresas cotizadas supera en más del doble el PIB del país, y está un 68% por encima de la tendencia histórica. Y el índice Precio/Beneficio de Shiller revela que las acciones se pagan casi al doble del precio medio histórico en relación con sus beneficios. Son avisos de que los mercados pueden sufrir una importante corrección.

 

Al mismo tiempo, el mercado inmobiliario ya ha superado los precios máximos de la burbuja de 2007 y otros mercados, como el de las criptomonedas, también están en una huida hacia adelante. Por ello, cada vez más analistas coinciden en señalar que la sobrevaloración es evidente y que una corrección importante podría producirse en cualquier momento, especialmente en los mercados financieros. En cuanto al mercado de la vivienda, el último Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España constata un incremento de los precios e identifica indicios de sobrevaloración. No obstante, estima que la probabilidad de ajustes abruptos a corto plazo es reducida, dada la persistencia de una demanda robusta y las restricciones en la oferta.

Si nos centramos en los mercados financieros, ante el riesgo de una corrección, resulta oportuno analizar cómo se encuentran las empresas hoy en comparación con 2008. Aquel año, los balances empresariales mostraban un endeudamiento muy elevado y unos recursos propios insuficientes, una combinación que dejó a muchas empresas sin capacidad de resistir cuando el crédito se bloqueó y la demanda se desplomó. El resultado fue devastador: decenas de miles de empresas tuvieron que cerrar y se destruyó una parte importante del tejido productivo del país. Sólo en la industria catalana, entre 2007 y 2013, desaparecieron más del 22% de las empresas, según el Idescat. Los datos dejan clara una de las principales causas: durante los años de la burbuja, el patrimonio neto, que debería estar por encima del 40% para garantizar la solidez financiera, cayó hasta el 35%, tal y como muestra la figura 1.

 

La buena noticia es que hoy la situación es muy diferente. La mayoría de empresas han hecho los deberes. Han reducido de manera significativa la deuda y han reforzado los fondos propios, que ya representan un 53% del total del balance. Todo ello ha sido posible gracias a una gestión financiera más prudente (véase figura 2). Esta mejora no sólo las hace más resistentes ante posibles choques económicos, sino que también permite aprovechar oportunidades de inversión si se producen correcciones de precios. Cabe recordar que buena parte de las empresas más endeudadas ya desaparecieron en los años posteriores a 2008, durante la larga crisis financiera global —especialmente entre 2008 y 2013—, lo que ha dejado un tejido empresarial más saneado.

Además, como se comprueba en la figura 3, la tesorería también ha mejorado de manera notable. En 2008 representaba el 11,4% de todo el activo, mientras que en 2023 ha subido hasta el 16,2%. Esto significa que las empresas disponen ahora de más recursos líquidos para hacer frente a los pagos y a posibles imprevistos. Paralelamente, la deuda financiera con coste se ha reducido de manera muy significativa: del 40,9% de todo el balance en 2008 al 27,3% en 2023. Finalmente, el coste de la deuda también ha bajado de forma muy relevante: si en 2008 representaba el 73,2% del resultado operativo, en 2023 ha caído hasta el 25%. En conjunto, la posición de tesorería, el endeudamiento y el coste financiero han mejorado de manera sustancial si comparamos el año 2008 con los últimos datos disponibles, referidos a 2023.

En definitiva, aunque los mercados muestran signos claros de sobrevaloración, las empresas llegan a este momento con una posición financiera mucho más sólida que en 2008. La reducción de la deuda y el refuerzo del capital propio las hacen más resistentes ante posibles correcciones y más preparadas para aprovechar oportunidades si los precios caen.

Como a menudo se atribuye a Keynes, “los mercados pueden mantenerse irracionales más tiempo del que tú puedes mantenerte solvente”

Ahora bien, esta fortaleza no es infalible. No olvidemos que la incertidumbre en 2025, como nos recuerda el Índice Mundial de Incertidumbre, que calcula la Reserva Federal estadounidense, está en su nivel máximo de las últimas décadas. Como a menudo se atribuye a Keynes, “los mercados pueden mantenerse irracionales más tiempo del que tú puedes mantenerte solvente”. Por eso hay que actuar con prudencia, especialmente en momentos de euforia. Es necesario evitar excesos de endeudamiento, destinar una parte importante de los beneficios a la autofinanciación para fortalecer los balances, mantener colchones de liquidez y diversificar riesgos. Éstos son los mejores seguros para que, incluso si los mercados se hunden, las empresas puedan resistir, adaptarse y seguir creciendo sin repetir los errores del pasado.