Palens, la mascarilla catalana del rey

La apuesta por la reinvención en tiempo de pandemia que llevó al éxito

El rey Felip VI y las mascarillas catalanas Palens | Europa Press El rey Felip VI y las mascarillas catalanas Palens | Europa Press

Las mascarillas se han convertido en una parte esencial de nuestra vida. Nunca nos habríamos planteado que un trozo de tela acabaría para marcar una época de nuestra sociedad y, todavía más, acabaría para apoderarse de todas las interacciones entre personas. Es por eso, que la noticia del hecho que las mascarillas podrían dejar de ser obligatorias ha cogido a todo el mundo un poco desprevenido, sea por el hecho de haberse acostumbrado o por el miedo de retroceder en esta ya demasiado recurrente pandemia. Las medidas de seguridad, como norma general, se han convertido en un incordio, pero no todo el mundo ha llegado a odiarlas. Este es el caso de Palens, una empresa que en tiempo de pandemia se reinventó para alcanzar a la sociedad catalana y española incluso al rey y a los altos cargos de gobierno .

"Gracias a nuestro constante contacto con los proveedores chinos pudimos tener una imagen más real de lo que estaba pasando", explica Oscar Palencia, fundador de Palens. Él, cómo tantos otros negocios en tiempos de pandemia, perdió gran parte de su facturación y, en un momento de debilidad, decidió reinventarse y empezar a cubrir una demanda que en aquel momento se convertiría en creciente: la de las mascarillas hechos en el Estado español. "Nos convertimos en el primer fabricante de mascarillas español", añade Palencia.

Palencia: "Gracias a nuestro constante contacto con los proveedores chinos pudimos tener una imagen más real de lo que estaba pasando"

Ante esta oportunidad de mercado, la empresa creció prácticamente de la noche el día y pasaron de tener una idea a contactar con proveedores chinos para comprar las máquinas adecuadas y colaborando con una empresa valenciana que le proporcionaba los filtros: "Al conseguir el certificado y nos posamos a trabajar con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para confeccionar las mascarillas FP2", relata el fundador. Una iniciativa que consiguió popularizarse rápidamente y llegó hasta la casa real y en el gobierno, donde las mascarillas hechos en casa y de proximidad parecía que lanzaban el mensaje adecuado en tiempo de covid-19. Y es que la empresa llegó en su punto de hacer una producción de 80.000 mascarillas el día, prácticamente medio millón de mascarillas a la semana: "Teníamos siete máquinas y 118 personas trabajando noche y día; no paramos en ningún momento, puesto que nuestro trabajo era muy necesario", recuerda el fundador.

El éxito efímero

A pesar del gran crecimiento que tuvo la empresa, aquel éxito podía tener un regusto ciertamente amargo, puesto que fue poco prolongado. En el momento que las mascarillas FP2 consiguieron hacerse un lugar al mercado y demostraron su eficacia, los proveedores asiáticos empezaron a hacer su producción constante y en grandes cantidades y precios bajos.

Esto provocó que los proveedores españoles empezaran a perder fuelle, y no solo esto, sino que en términos de certificados "era mucho más complicado venderlas", según explica Palencia. Así pues, cuando las empresas españolas necesitaban grandes calidades para poder probar la eficacia de su producto, los proveedores y fabricantes extranjeros entraban sin muchos problemas a vender su producto: "La mitad de empresas chinas no cumplen con las normativas, y mientras tanto los fabricantes españoles trabajan solo con un 5 % de productividad", destaca Palencia.

Oscar Palencia, fundador de Palens

Por esta razón y por la clara fecha de caducidad que podía tener la producción constante y en gran magnitudes de mascarillas Palens decidió acotar su público objetivo a todo el ámbito de la salud: "Tenemos claro que nuestros clientes son los sanitarios", dice el fundador de Palens. Así pues, la venta de estas mascarillas FP2 solo se encuentra a las farmacias y también por uso de los profesionales sanitarios y hospitales, un público que dice Palencia que "ya ha expresado que las mascarillas FP2 han venido para quedarse, a escala sanitaria".

Un futuro incierto

Los proyectos de Palens ya no van totalmente ligados al CSIC, puesto que la marca está posando a la venta sus propias mascarillas FP2 certificadas y según explica el fundador "con calidad superior y mejor filtración". Estas nuevas mascarillas Palens ya se están distribuyendo en el Hospital de Mataró y en otros espacios del sector sanitario. "Ahora nos toca seguir investigando y produciendo aquí en Catalunya", añade Palencia.

Palencia: "Tenemos claro que nuestros clientes son los sanitarios"

Esta nueva mascarilla, que está diseñada en unos 15 colores diferentes para todas las ocasiones no es el único proyecto de la compañía. Además, también están lanzando al mercado una mascarilla biodegradable, que se podrá comprar a las farmacias de aquí aproximadamente un mes. Una mascarilla de proximidad que se convirtió en la primera de España al obtener el certificado y comercializarse, la mascarilla del rey, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español y otros a los cargos políticos. Una compañía que tal como explica su fundador: "Si nos paramos a pensar, no nos ha ido mal, al fin y al cabo los reyes llevan unas mascarillas hechos a Vilassar de mar".

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