El verano dulce de Grifols

El reparto de dividendos después de cuatro años y la nueva planta de Lliçà de Vall levantan el optimismo con la multinacional, aunque también recibe una multa de 1,4 millones de la CNMV

La sede central de Grifols, ubicada en Sant Cugat del Vallès | Cedida
La sede central de Grifols, ubicada en Sant Cugat del Vallès | Cedida
Marc Vilajosana, periodista de VIA Empresa | Mireia Comas
Periodista
Sant Cugat del Vallès / Barcelona
29 de Agosto de 2025 - 05:30

Después de cuatro años de apalancamiento disparado, movimientos de directivos y luchas por la propiedad, coronados por el conflicto con Gotham City, Grifols ha vuelto a repartir dividendos este agosto entre sus accionistas. En concreto, 102 millones de euros a repartir a un valor de 0,1215 euros netos por acción, tanto para las clase 'A' del Ibex-35 como para las clase ‘B’ del Mercado Continuo.

 

Este hito se suma a los beneficios de 177 millones registrados durante el primer semestre de 2025 (cinco veces más que el año anterior) y al anuncio de la nueva planta productiva de Lliçà de Vall, por la cual la empresa invertirá 160 millones de euros. Tres noticias que, después del cúmulo de problemáticas del último lustro, habrán hecho sonreír con alegría a más de un inversor. O, como mínimo, habrán producido suspiros de alivio.

Esta tendencia es la que se observa en el mercado de valores: la acción de Grifols ha cerrado el último lunes de agosto a un precio de 12,24 euros, un 29,4% más que los 9,46 euros con que estrenaba el 2025. De hecho, el título de Grifols alcanzó un máximo de 13,53 euros el 30 de julio, día en que se presentaron los resultados trimestrales y se anunció la recuperación de los dividendos a los accionistas cuatro años después.

 

El camino contra el apalancamiento

“Grifols siempre había ido muy bien hasta que llegó la covid-19. Como que la materia prima la extraen de extracciones de sangre, se encontraron con que su ciclo operativo se vio alterado”, analiza el presidente de la Comisión de Contabilidad del Col·legi d'Economistes de Catalunya, Oriol Amat. Sin embargo, la parada de los ritmos habituales de producción, sumada a una serie de "adquisiciones fuertes, algunas de ellas con endeudamiento”, desequilibraron las proyecciones de la entidad. En septiembre de 2023, la ratio de apalancamiento de la multinacional del plasma llegaba al 6,7x, es decir, que la deuda financiera neta de la empresa multiplicaba por este valor el ebitda (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) de la compañía. Si esta cifra ya es extremadamente elevada de por sí, los mencionados informes de Gotham City aseguraban que el dato real se situaba entre un mínimo de 9,6x y un máximo de 13,2x.

Desde el momento en que los mercados captaron la gravedad de la situación, Grifols ha trabajado para rebajar tanto como sea posible esta valoración. Esta ha sido la dirección que ha seguido la dirección de la empresa encabezada por Nacho Abia desde febrero de 2024, y los resultados del primer semestre de 2025 muestran una evolución: si en el primer semestre de 2024 se había conseguido reducir la cifra hasta el 5,5x, en el primer semestre de 2025 la ratio de apalancamiento se sitúa ya en el 4,2x. Continúa siendo un valor mucho más alto al 2x que se identifica como máximo ideal —como bien explicaba el CEO y CIO de GVC Gaesco Gestión, Jaume Puig, en un artículo en VIA Empresa—, pero la misma Grifols admite la voluntad de “continuar centrada en seguir mejorando el perfil crediticio de la empresa”. "Aún no está solucionado del todo, pero las perspectivas, las señales que se envían tanto a los mercados financieros como a clientes, proveedores y sector industrial, son positivas, y es creíble que puedan distribuir dividendos y enseñar que están en el camino de la recuperación", valora en VIA Empresa el director de innovación y transferencia de conocimiento en EsadeOriol Alcoba.

Una de las vías principales para mejorar la ratio de apalancamiento ha sido el incremento de los ingresos de la empresa, que durante el primer semestre han crecido un 7% y han alcanzado los 3.677 millones de euros. A su tiempo, el ebitda ajustado se ha incrementado un 12,7% respecto al mismo período de 2024, hasta los 876 millones. "Están en un momento en que, considerando estas cifras, están escalando bien, aún tienen margen de crecimiento y han mejorado mucho la productividad de su actividad", analiza Alcoba. Vinculado a estos dos valores, el flujo de caja libre antes de fusiones y adquisiciones ha alcanzado los 30 millones de euros positivos durante el segundo trimestre del año, un incremento interanual notorio de 182 millones de euros que permite a la compañía salir con creces de los números negativos.

Todas estas cifras son las que han desembocado en el hecho de poder repartir dividendos por primera vez en cuatro años, una situación que Alcoba lee de dos maneras: “La primera es que lanzas un mensaje a los mercados. Después de toda esta etapa, reduces endeudamiento, vuelves a los beneficios, los multiplicas por cinco respecto al año anterior… Pero si lo destinas todo a enjugar deuda y no distribuyes beneficios, seguramente los accionistas pensarán que aún están muy tocados”.

Complementando esta voluntad de enviar un mensaje, el director de innovación y transferencia de conocimiento de Esade también identifica una base suficientemente consolidada para creerse que no será flor de un día: “Si han sido capaces de generar un ebitda por encima de los ingresos, que también son superiores a hasta ahora, quiere decir que tienen margen para seguir creciendo y, por lo tanto, pueden asumir las inversiones que tendrán que seguir haciendo, a la vez que son suficientemente rentables para distribuir beneficios”. Coincide Amat: “La empresa parece que está haciendo lo que es correcto. Ha hecho alguna desinversión que le permite reducir el endeudamiento, en estos momentos tiene una capacidad de generación de beneficios y unas perspectivas de futuro que, si no hay ningún imprevisto, debe permitir que pueda ir atendiendo la deuda sin problemas”.

El proyecto de Lliçà de Vall

Dentro de este contexto, la nueva planta productiva de Lliçà de Vall se alza como un “salto cualitativo y cuantitativo”, según resaltaba Alcoba en un artículo en VIA Empresa, en la oferta europea de hemoderivados de la empresa, ya que permitirá doblar la capacidad de fraccionamiento de plasma que Grifols tiene en Europa y alcanzar los 10 millones de litros anuales. “Este aumento de capacidad es especialmente relevante si tenemos en cuenta que unos 300.000 pacientes europeos dependen de estos fármacos de manera crónica y que Europa todavía importa un porcentaje muy alto del plasma de otros países, fundamentalmente de los EEUU”, escribía el experto a finales de julio. “Es una pieza clave en la estrategia de soberanía estratégica (industrial y sanitaria) de Europa. Es una muestra de la capacidad de Catalunya para generar proyectos industriales de alto impacto”, aseguraba quien hasta abril de 2025 ejerció como director general de Industria del Gobierno de la Generalitat.

Pero más allá del impacto en el continente y en Catalunya, el proyecto también es claramente un paso adelante para la empresa. “Por un lado, les garantiza que tendrán capacidad para tratar todo el plasma que son capaces de captar. A escala agregada, tendrán mucha más capacidad de facturar porque podrán producir más productos”, valora Alcoba para VIA Empresa. El experto de Esade también vincula a la iniciativa la apuesta constante de Grifols por la I+D: “A corto plazo, deberán rentabilizar la inversión con ventas, pero a medio y largo plazo, tendrán la capacidad de derivar hacia nuevos productos que hoy seguramente están en la planificación o son todavía un proyecto de investigación”.

La nueva planta se empezará a construir este 2025 con la previsión de tenerla terminada en 2030 y se ubicará al lado de las tradicionales instalaciones de la multinacional en Parets del Vallès, con las cuales conformará un centro biotecnológico de 25 hectáreas. Poniendo el foco en el nuevo equipamiento, ocupará una superficie de 80.000 metros cuadrados y supondrá la incorporación de 400 nuevos profesionales cualificados al equipo una vez empiece a operar, que junto con los trabajadores que ya tiene la empresa en Parets sumarán 3.700 empleados. “Para Grifols supone un arraigo aún mayor al territorio, porque se están comprometiendo. No lo haces si no tienes la seguridad jurídica y las garantías para desarrollar el proyecto a muy largo plazo”, considera Alcoba.

La resistencia a los aranceles de Trump

La apuesta de Grifols para reforzar su presencia en Catalunya con la planta de Lliçà de Vall no quiere decir que la empresa no sea “un campeón mundial en su sector” y “una empresa muy americana”, según la define Alcoba. La compañía abrió su filial Grifols USA en 2003 en Los Ángeles (California), tiene fábricas en Clayton (Carolina del Norte), Los Ángeles y Emeryville (California), y centros de operaciones en Denver (Colorado), San Diego y Vista (California), San Marcos y Austin (Texas), Memphis (Tennessee) y Boca Raton (Florida). De hecho, de los 23.000 empleados que Grifols tiene en todo el mundo, 13.000 son solo en el país norteamericano. “En Estados Unidos tiene toda la cadena de valor, y allí no se pueden permitir el lujo de poner en riesgo infraestructuras estratégicas”, considera el experto de Esade.

Por todo ello, Alcoba cree que, a corto plazo, “Grifols no tiene por qué sufrir” por la situación geopolítica o la amenaza de los aranceles de Trump: “Si solo tuvieran una parte de la cadena de valor, quizás las políticas proteccionistas que imponen le obligaría a ubicar allí algún tipo de actividad o sufrir perjuicios financieros, pero como tienen toda la cadena de valor, no hay ningún problema”. En cambio, sí que muestra cierta preocupación por las posibles “políticas agresivas y erráticas” que el presidente estadounidense pueda impulsar en el futuro: “Estados Unidos producen el 70% del plasma mundial, y si decidieran cortar el grifo o imponer algún tipo de impuesto a la exportación, podría desencadenar tensiones no sólo empresariales para compañías como Grifols, sino también geopolíticas”.

La sombra de Gotham City… y la multa de la CNMV

A pesar de todo, el que se ha convertido en el principal quebradero de cabeza de Grifols en los últimos años continúa latente. Los informes del fondo especulador Gotham City de 2024, en los que se acusaba a la multinacional catalana de manipular las cuentas para “rebajar artificialmente el apalancamiento”, han tenido un efecto notorio en la confianza hacia la empresa. Con el paso de los meses, el conflicto parece haberse balanceado hacia el lado de Grifols: en noviembre, la Audiencia Nacional admitió a trámite una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción contra Gotham por difundir información supuestamente “sesgada y engañosa”; mientras que a finales de mayo, el Tribunal Federal del Distrito Sur de Nueva York rechazó la solicitud de Gotham City de archivar la demanda presentada por Grifols por difamación. “Este es un tema más fuerte”, señala Amat en relación con el primero de los dos, ya que no es habitual que “un supervisor de la administración pública decida, en vez de hacer un expediente y una sanción, enviar el caso a la fiscalía”.

Mientras ambos procesos judiciales permanecen abiertos, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha movido ficha. El expediente sancionador que la entidad abrió a la compañía en septiembre de 2024 por defectos en la información contable ha desembocado en una serie de multas a la empresa y a parte de sus consejeros y exconsejeros por valor de 1,36 millones de euros. Según la CNMV, Grifols ha cometido una infracción “continuada muy grave” al suministrar al organismo supervisor información financiera regulada con “datos inexactos o no veraces”. El organismo público también consideró motivo de sanción la inclusión de información engañosa sobre el método de cálculo de las medidas alternativas del rendimiento (APM) en los informes de gestión correspondientes a los ejercicios 2021, 2022 y 2023, y al del primer semestre de 2023.

La sanción de la CNMV alega información financiera engañosa a Grifols, pero no requiere una reformulación de las cuentas anuales

Estos APM son unos indicadores contables "que no están en las cuentas, como el cálculo del ebitda", explica Amat, y el hecho de que fuera engañosa o insuficiente provoca, según la CNMV, que los inversores no pudieran interpretar correctamente la situación de Grifols. Con todo, el presidente de la Comisión de Contabilidad del Colegio de Economistas remarca especialmente que “la CNMV dijo que las cuentas anuales no se tenían que reformular”, una visión en la que coinciden los auditores de la compañía. “La información complementaria se utiliza mucho, pero no es la nuclear de los estados contables, que incluyen el balance, la cuenta de resultados, la memoria… Habría sido mucho más delicado que Grifols los hubiera tenido que reformular”, opina Amat. A juicio de Alcoba, la sanción "ha sido razonablemente asumible, dentro de unos parámetros que no son extraordinarios como podrías pensar si te leyeras el informe de Gotham".

Teniendo en cuenta todo esto, Amat razona que “parece que hay cuestiones que Gotham decía que Grifols había hecho mal que sí que se habían hecho bien”, en relación con el endeudamiento o la consolidación de las filiales. Con todo, el experto también concede que “hay cosas que se podrían haber hecho mejor o que no se han hecho bien del todo, pero que no afectan a las cuentas”. “Diría que, de momento, a quien llevan más la contra los hechos es a Gotham”, valora el profesor, quien ve una luz positiva en toda esta polémica: “Estos temas, a la larga, generan mejoras en la regulación y en las prácticas empresariales. Hasta ahora, cuando se ha hablado de ebitda y estos indicadores alternativos, quizás no ha habido suficiente rigor y se abusaba mucho de ellos. Seguramente este caso ayudará a mejorar en el futuro”.