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5 claves para entender el momento actual de Grifols

La multinacional catalana empieza a sacar la cabeza del pantano al que la habían hundido una deuda excesiva y los informes de Gotham City

    La sede de Grifols que se encuentra en Sant Cugat del Vallès | Albert Hernàndez / ACN
    La sede de Grifols que se encuentra en Sant Cugat del Vallès | Albert Hernàndez / ACN
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    Periodista
    Barcelona
    01 de Julio de 2025

    A pesar de ser una empresa centenaria, probablemente nunca había protagonizado un volumen tan grande de titulares como los de los últimos años: una caída progresiva de los valores en bolsa, cambios integrales del consejo de administración, todo el serial con el fondo bajista Gotham City, el intento frustrado de OPA de exclusión… Durante el último lustro, Grifols las ha visto de todos los colores, aunque los oscuros se han impuesto mayoritariamente a unos claros que empiezan a mostrarse tímidamente en los resultados económicos.

     

    Con tantas idas y venidas, es fácil perder la orientación por exceso de información. Así que, a la espera del último acto del conflicto con Gotham City, aprovechamos el momento para ordenar los hechos y explicar la situación actual de Grifols en cinco puntos clave.

    Del crecimiento por compras al exceso de endeudamiento

    El inicio de las malas noticias de Grifols lo ubicamos meses antes de la pandemia, cuando se empieza a reconocer que el crecimiento no orgánico conseguido por la compañía catalana a base de adquirir nuevas empresas no compensaba el elevado endeudamiento que había acumulado para ejecutar la estrategia.

     

    Este movimiento se inició en 2010 con la compra de la estadounidense Talecris Bioteherapeutics Holding por 2.800 millones y continuó en los años sucesivos: solo en 2013, la multinacional compró el 35% de Aradigm Corporation por 20 millones, el 21,3% de la belga TiGenix por 12 millones, el 60% de la vasca Progenika Biopharma por 37 millones y la unidad de diagnósticos transfusionales de la suiza Novartis por 1.240 millones. A estas operaciones se les sumaron una nueva participación en Progenika, del 33%, por 25 millones en 2016; el 49% de la estadounidense Access Biologicals por 48 millones y el 40% de Kiro Robotics (de la cual ya tenía un 10%) por 12,8 millones en 2017; la adquisición de la alemana Haema AG por 220 millones en 2018, y la compra de la farmacéutica Tiachgeng, propietaria del 89% de las acciones de la alemana Biotest, por 1.100 millones en 2021.

    La ola de adquisiciones disparó el nivel de endeudamiento de Grifols, hasta el punto de que superaba con creces los ratios que los expertos consideran sostenibles. Lo explicaba el CEO y CIO de GVC Gaesco Gestión, Jaume Puig, en un artículo en VIA Empresa: “Idealmente, la Deuda Financiera Neta (DFN) no debería superar más de dos veces el ebitda (2x), ni tampoco la mitad de los recursos propios (0,5x). […] El ratio de endeudamiento (DFN/ ebitda ajustado) que Grifols tiene declarado públicamente, y que corresponde al mes de septiembre de 2023, es de 6,7x, ciertamente muy alto”.

    Estas cifras económicas no fueron bien recibidas por el mercado, y así quedó constatado en la bolsa: de los cerca de 19.000 millones de euros de valoración de que la farmacéutica catalana podía presumir en 2019, la compañía cayó hasta los 5.500 millones en octubre de 2022.

    Una reestructuración interna para redirigir la situación...

    Los alarmantes valores de las acciones de Grifols precipitaron cambios dentro del organigrama de la empresa que afectaron directamente a la familia fundadora y principales propietarios de la compañía. Víctor Grífols i Roura, quien había sido presidente de la multinacional desde 2001 y hasta 2017, renunció a su posición como presidente ejecutivo a finales de 2022, cuando pasó a ocupar el rol de presidente honorífico. Un año más tarde, Grífols i Roura anunció un nuevo paso al lado cuando dejó la posición en el consejo de administración que había ocupado desde 1985.

    El relevo de Grífols i Roura al frente de la multinacional catalana de hemoderivados lo ocupó Steven F. Mayer. Presente en Grífols desde 2011, Mayer se convirtió en el nuevo presidente ejecutivo de la compañía en octubre de 2022 después de ejercer como consejero independiente de la misma durante varios años. Su “perfil de financiero duro proveniente del mundo de los fondos de inversión”, como lo describía Roger Vinton en un artículo de El Laberinto del Poder en VIA Empresa, buscaba calmar las aguas removidas con un mensaje claro: arreglaremos la situación económica.

    Sin embargo, el movimiento no duró mucho: el mismo Mayer presentó la dimisión en febrero de 2023, menos de medio año después de asumir el cargo, alegando “motivos de salud y otros motivos personales”. El anuncio, hecho público una semana después de la presentación del plan para despedir a 2.300 trabajadores en todo el mundo, fue acompañado del nombre de su sustituto: Thomas Glanzmann. Quien había sido vicepresidente de la empresa desde 2017 y miembro del consejo de administración desde 2006 asumía así la posición de presidente ejecutivo, a la que en mayo del mismo mes se le sumaría la de consejero delegado

    Después de múltiples vicisitudes, Grifols consiguió remontar la situación a finales de 2023 con la venta del 20% de la compañía china Shanghai RAAS por 1.600 millones de euros, un movimiento que ya había permitido meses antes una revitalización en bolsa impulsada únicamente por sus rumores.

    ... Desestabilizada por los informes de Gotham City

    Pero todo cambió radicalmente el 9 de enero de 2024, día en que el fondo especulador Gotham City publicó el polémico informe en el que acusaba a Grifols de haber manipulado las cuentas. “Creemos que Grifols ha manipulado su deuda declarada y el resultado bruto de explotación para rebajar, artificialmente, un apalancamiento”, rezaba el texto, en el que se ponía el foco en la relación entre la farmacéutica y Scranton Enterprises, la sociedad desde donde la familia Grífols gestiona su participación en la multinacional. Gotham City —que días antes había vendido un paquete importante de acciones de Grifols— aseguraba que la documentación financiera de la compañía no recogía los préstamos entre ambas entidades.

    A pesar de las negaciones categóricas que Grifols hizo de las afirmaciones del informe, su publicación provocó una caída de las acciones de la empresa de un 26% en la bolsa de Madrid el mismo día, la cual continuó a lo largo de aquella semana hasta quedarse por debajo de los 10 euros a finales de aquella semana. Dos semanas después, con una evaluación en marcha por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en España, Grifols decidió denunciar a Gotham City en Estados Unidos, alegando que el fondo había obtenido unos beneficios en corto con la publicación del informe, el cual aseguraban que contenía "falsedades" sobre la contabilidad, las comunicaciones, las finanzas y la integridad de Grifols.

    El caos desembocado por el informe de Gotham City provocó nuevos movimientos en la cúpula directiva de la compañía catalana. Otros dos integrantes de la familia fundadora, Víctor Grífols Deu (Chief Operations Officer, COO) y Raimon Grífols (Chief Corporate Officer, CCO), abandonaron sus cargos en el consejo de administración y pasaron a ocupar los de consejeros dominicales. En su lugar se nombró a Nacho Abianuevo consejero delegado de Grifols, mientras que Glanzmann mantuvo su posición como presidente ejecutivo.

    Los cambios internos no detuvieron a Gotham City, sino más bien lo contrario. En un segundo informe, el fondo justificaba que el cambio en la gobernanza de la empresa certificaba que algunas de sus observaciones eran “válidas”, e insistía en dilucidar la relación entre Grifols y Scranton, al considerar que no había quedado aclarada en las respuestas de Grifols al primer informe. Además, reclamaba a la multinacional una auditoría “independiente” de las cuentas, alegando que Baker McKenzie no es una empresa especializada en este ámbito.

    El 2024 prosiguió con un conjunto de acusaciones cruzadas entre Gotham y Grifols, con la intervención de terceros como KPMG, que rechazar las acusaciones del fondo bajista con una nueva auditoría; o bien de la agencia de calificación Moody’s, que rebajar el rating de Grifols de B3 a B2 por el “alto apalancamiento” de la empresa y por un flujo de caja “menor de lo previsto”.

    El contraataque frustrado de Grifols

    Dos semanas después de la valoración de Moody's, a principios de julio, la familia Grífols anunció un movimiento que volcó las fichas del tablero: una OPA de exclusión conjunta con el fondo canadiense Brookfield. La intención no era otra que recuperar la totalidad del capital social de la multinacional de hemoderivados en manos de los fundadores, que mantenían cerca de un tercio de la propiedad, y de Brookfield, para después retirar la empresa del mercado de valores. El anuncio fue recibido como una bomba, y rápidamente la CNMV suspendió provisionalmente la cotización bursátil de la compañía.

    La posible OPA de exclusión generó múltiples movimientos: entidades estadounidenses como el fondo Flat Flooted o el Bank of America entraron en el accionariado con participaciones minoritarias, mientras que otros, como el banco JPMorgan, optaron por recortar sus participaciones. En este contexto, la empresa decidió poner en marcha un comité del Consejo de Administración compuesto “exclusivamente” por consejeros independientes a los integrantes de la OPA. La cara principal, Montserrat Muñoz, elegida nueva consejera independiente coordinadora del consejo por unanimidad.

    Sin embargo, la OPA no consiguió avanzar tal como deseaban los fundadores. El endeudamiento acumulado por la empresa, que en agosto de 2024 superaba los 9.500 millones de euros, se convirtió una vez más en la piedra en el camino de los Grífols, ya que Brookfield pidió a los bancos una refinanciación del pasivo de la compañía para seguir adelante con la operación. Las dudas se acabaron confirmando el 27 de noviembre, cuando el fondo canadiense anunció su retirada de las negociaciones, después de comunicar al comité encabezado por Muñoz que “en las circunstancias actuales no está en posición de continuar con una potencial oferta”. Un anuncio que le costó a la empresa una caída de cerca del 12% en bolsa.

    La calma después (¿o antes?) de la tormenta

    Después del fracaso de la OPA de exclusión y de acumular una caída del 34% en bolsa un año después del primer informe de Gotham City, Grifols ha recibido el 2025 con un giro en el tono de las noticias que protagoniza. Por un lado, por la positividad de los resultados económicos: la multinacional catalana cerró el 2024 con unos beneficios de 157 millones de euros, el triple que los de 2023, y con una ratio de apalancamiento de 4,6x, cuando el primer trimestre de aquel año se situaba en los 6,8x. La situación se ha prolongado durante el primer trimestre de 2025, con unos beneficios de 60 millones (un 179% más que los del primer trimestre de 2024) y unos ingresos de 1.786 millones de euros (un 7,4% más).

    En segundo término, la empresa de hemoderivados recibió en el mes de mayo el permiso de la autoridad federal de supervisión financiera alemana para seguir adelante con una OPA de exclusión de la filial alemana Biotest, comprada en 2021 en la operación de Tiachgeng. La operación se completó en el mes de junio con una inversión de 108 millones de euros, la cual ha servido para retirar la compañía de la bolsa germánica.

    Pero las noticias recibidas con más sonrisas han sido las vinculadas al conflicto con Gotham City, el cual permanece abierto. En España, después de la reticencia de la CNMV de increpar al fondo bajista en sus investigaciones, la Audiencia Nacional admitió a trámite en noviembre de 2024 una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción contra Gotham por difundir información supuestamente "sesgada y engañosa" sobre Grifols con el objetivo de que los inversores de la farmacéutica vendieran sus acciones. En Estados Unidos, primera victoria judicial: aunque no cuenta todavía con ningún veredicto, el Tribunal Federal del Distrito Sur de Nueva York rechazó a finales de mayo la solicitud de Gotham City de archivar la demanda presentada por Grifols, además de comunicar haber observado hechos "objetivamente falsos y potencialmente difamatorios".

    Así, a falta de conocer el desenlace judicial del conflicto con Gotham City y de los posibles nuevos intentos de la familia Grífols para retirar la empresa de la bolsa, la multinacional catalana empieza la segunda mitad de 2025 con una cierta relajación justificada por las cuentas fiscales. Veremos si se trata de la calma después de la tormenta... o bien de la que precede una borrasca todavía más insistente.