Ingeniero y escritor

Un colegio es, también, una empresa

21 de Octubre de 2025
Xavier Roig VIA Empresa

Leo que algunos directores de colegios piden poder escoger a los maestros. Bien, nos ha costado tener que tocar fondo para llegar a una demanda tan básica. Hace unos años me invitaron a una mesa redonda donde estaba rodeado de maestros. Me preguntaron qué pensaba del sistema educativo catalán. Les dije que, mientras un director de colegio no pudiera decirle a un mal maestro: “mañana no vuelvas, porque estás despedido”, no iríamos bien. No hace falta decir que la mayoría de los maestros que estaban presentes me saltaron al cuello. Hubo un par que no lo hicieron, sin embargo. Me dieron la razón. Pensé que, al menos, no todo estaba perdido. Estaba equivocado.

 

Si buscamos en el Diccionario Etimológico del señor Coromines -que Dios tenga en su gloria, porque los catalanes, en la nuestra, no lo tenemos lo suficiente- leeremos que la palabra "empresa" viene de "prendre" (tomar) y, esta, del latín "prendere": coger, captar, atrapar. El sentido que se le da a la palabra "empresa" ya figura escrito por Joanot Martorell por primera vez en el Tirant lo Blanc: "Yo só bé content del mèrit de la vostra ampresa" que le dice el maestro a Tirant. Es decir, estamos hablando de que una tarea de cierta envergadura que alguien quiere llevar a cabo es una empresa. El diccionario del Institut nos dice: "Aquello que uno emprende, designio que se pone en ejecución", y nos apunta a la palabra "emprendedor": "Que no vacila en poner en ejecución sus designios, que no teme emprender las cosas, que pone una gran actividad en sus empresas" y nos ilustra su uso con un ejemplo definitivo y escasamente mercantil: "Un proyecto para gente emprendedora". Ahora díganme ustedes si una organización orientada al trabajo más importante y fundamental que tiene una sociedad -que consiste en formar a los futuros ciudadanos suyos- no es un proyecto para gente emprendedora.

El gran problema que sufre el sistema público de enseñanza en Catalunya es que cayó en manos de las tendencias marcadas por la Associació de Mestres Rosa Sensat -asociación a la que tuve la osadía de calificar, un día, como Rosa Insensata-. Ignoro si aquella buena señora tenía intención de destruir un sistema educativo entero. No lo creo. Más bien tiendo a pensar que tenía intenciones positivas. Sus seguidores, sin embargo, han sido un grupo fuertemente ideologizado por lo que podríamos llamar “progresismo catalán post-franquista”. Por cierto, y hablando de Franco, cuando yo era adolescente corría el chiste que decía que le tenían que dar el Premio Nobel de Química porque el dictador había convertido la peseta en una m... Pero volvamos a los seguidores de Rosa Sensat. Si se les ha de juzgar por los resultados de su proselitismo, ya me perdonarán, merecen el Nobel de química, sin paliativos. ¿O es que alguien duda de cómo se ha de medir nuestro sistema educativo y, en consecuencia, a qué niveles ha llegado?

 

"El gran problema que sufre el sistema público de enseñanza en Catalunya es que cayó en manos de las tendencias marcadas por la Asociación de Maestros Rosa Sensat"

Un colegio, una escuela, es una empresa. Y su beneficio principal, sobre todo si es pública, consiste en formar a los alumnos que van pasando, de la mejor manera posible. Una empresa que, como cualquier otra, requiere un equipo de gestión. ¿Este equipo debe estar formado por maestros? No necesariamente -el mejor director de un hospital no es el mejor médico-. Debe estar formado, empezando por el director, por los mejores gerentes especializados en la gestión de centros de enseñanza. Y, lo más importante, recuerden el ejemplo con el que nos ilustra el diccionario: “Un proyecto para gente emprendedora”. Yo les diré lo que no puede ser: un director de colegio no puede ser elegido por una asamblea o un turno rotatorio -como si fuera el presidente de una escalera-. Y, además, debe tener las manos libres para llevar el proyecto adelante y, si tiene que despedir a un maestro, debe poder hacerlo. Los que no defienden esta actitud del director olvidan que, en un colegio, el objetivo es el alumno. El alumno es el objeto de derecho, y se debe orientar todo para formarlo adecuadamente.

Este artículo, que es de opinión -mi opinión-, puede parecer duro a muchos. Pero no debemos perdonar a un sistema ni a sus elementos -pasivos y activos (políticos, expertos, maestros, etc.)- que lo han hecho posible. Han cometido un error: pensar que un sistema puede ser mejor que los elementos que lo componen; y lo han tolerado. Ellos han dañado buena parte del futuro de este país. Y eso, nadie se lo debería perdonar.