Ingeniero y economista

La inmigración y los consejos de Lea Ypi

24 de Noviembre de 2025
Narcís Mir | VIA Empresa

Recientemente, se ha publicado el libro Fronteras de clase, de Lea Ypi. La autora interpela a los partidos de izquierda y a los sindicatos sobre la estrategia que deberían adoptar en relación con la inmigración. Es posible que aquellos que no se sientan concernidos con las posiciones de la izquierda les pueda parecer insignificante saber la opinión de Lea Ypi. No lo aconsejo. Ypi es una albanesa, profesora de Teoría Política en la London School of Economics. La revista británica Prospect la consideró entre los 10 mejores pensadores del mundo; y el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, una de las figuras culturales más relevantes en el panorama actual. Conviene, pues, conocer su opinión, a pesar de no compartir sus tesis, como es mi caso.

 

Ypi dice a los partidos y movimientos de izquierda que abandonen las posiciones de solidaridad multicultural y solidaridad supranacional. La primera defiende la integración de la inmigración respetando sus propias culturas, sin la imposición de la cultura dominante del país receptor. La solidaridad supranacional, viendo las limitaciones que impone la globalización a los Estados, propone formas de cooperación regionales y transnacionales, las cuales permiten mejores condiciones de coordinación transfronteriza.

Ypi propone de manera rotunda un modelo de solidaridad de clase. Desde este punto de vista, buena parte de la inmigración debe considerarse una clase explotada, igual que lo es la autóctona. Por ello, considera muy desacertado plantear la inmigración como un fenómeno que pone en peligro el estado del bienestar, especialmente para la población autóctona más vulnerable. Para ella, ni siquiera tiene ningún sentido un control de fronteras. Además, afirma, si la izquierda no adopta esta visión de clase, estos partidos y sindicatos acabarán en la irrelevancia.

 

Para dar más relieve a su posición, hace referencia a una carta escrita por Marx en 1870 dirigida a los activistas Siegfried Meyer y August Vogt, en relación con la inmigración irlandesa en Gran Bretaña, en la que critica duramente la posición de los sindicatos ingleses, al dividir la clase obrera en dos partes: proletarios ingleses y proletarios irlandeses.

La posición de Ypi no es ingenua, ya que reconoce la poca efectividad actual de esta estrategia en la contienda electoral, y admite que es una posición perdedora a corto plazo; sin embargo, es la única posible para el largo plazo, coherente con la identidad de la izquierda. Además, afirma, los partidos socialdemócratas convencionales que han adoptado la posición dominante sobre la inmigración no han hecho sino perder peso político. En definitiva, Ypi recupera la llamada del Manifiesto Comunista: “¡Proletarios de todos los países, uníos”.

"El capitalismo ha sido capaz de crear en los países desarrollados una clase media, pieza fundamental para el sostenimiento del Estado liberal, que sí tiene algo más que cadenas que perder"

Lo primero que hay que hacer es situar las opiniones de Ypi: estamos en el territorio de la ideología. Desde el punto de vista ideológico, la defensa de la inmigración tiene diversas alternativas, como son la solidaridad internacional, el imperativo moral para los cristianos (aunque no lo practiquen) o un problema de clase, tal como defiende Ypi. Esta ubicación no le resta valor. Todos tenemos, implícita o explícita, ideología. Y una sociedad sin ideologías sería una sociedad líquida, mucho más fácil de manipular.

No obstante, sin movernos de este territorio ideológico, se pueden poner objeciones a lo que dice Ypi. Marx se dirigía a una nueva clase surgida de la revolución industrial. Un proletariado que vivía en condiciones infrahumanas y, tal como él mismo dijo, solo podía perder sus cadenas. Pero hoy, 150 años más tarde, este proletariado ya no existe. El capitalismo ha sido capaz de crear en los países desarrollados una clase media, pieza fundamental para el sostenimiento del Estado liberal, que sí tiene algo más que cadenas que perder, y que hoy no tiene ni quiere tener conciencia de clase perdedora.

Pero es que el hombre nuevo y solidario que preveía Marx con el hundimiento del capitalismo no apareció ni se le espera. Ya que este hombre nuevo no ha llegado, debemos conformarnos con lo que somos: un mix entre el hombre de Hobbes y el hombre de Rousseau. Y, desgraciadamente, cuando por diferentes motivos desaparece la capa de barniz que nos proporciona la socialización y la cultura correspondiente, hemos observado con horror que toma el control el hombre de Hobbes, en la versión más cruel.

"En mi opinión, es necesaria una política de migración que tenga en cuenta todas estas cuestiones y que una determinada mirada estrictamente ideológica impide considerar"

Es evidente que la inmigración tiene una dimensión ideológica que no se puede negligir. Pero creo que tampoco se pueden negligir los efectos de la inmigración, sobre todo en la población autóctona más vulnerable. No creo efectivo no tomar en consideración sus efectos sobre la cultura del país receptor, sobre la demanda de viviendas, sobre la demanda de prestaciones sociales, sobre la guetización de esta población, sobre la depresión de los salarios; en definitiva, sobre el estado del bienestar.

Ypi dice que su posición es políticamente perdedora a corto plazo, pero que la coherencia que contiene fructificará a largo plazo. No obstante, como decía Keynes, a largo plazo todos estaremos muertos. Y si no muertos, en la clandestinidad, cuando se impongan los Estados con los nuevos monarcas absolutos que van apareciendo en esta nueva fase del capitalismo. En definitiva, a mi entender, hace falta una política de migración que tenga en cuenta todas estas cuestiones y que una determinada mirada estrictamente ideológica impide considerar