El papel es uno de los principales motores de la economía de la comarca de la Anoia; especialmente en los términos municipales de La Pobla de Claramunt, La Torre de Claramunt, Carme, Orpí y Capellades. Una larga, destacada y reputada tradición papelera, de las más antiguas y constantes de Catalunya y de nuestra comarca. Es pasado, es presente y es futuro.
Los principales vestigios de esta industria se remontan principalmente a Capellades, ya que en el siglo XII consta que había molinos papeleros. Durante los siglos XVII y XIX se produjo un incremento importante de nuevos molinos papeleros, llegando a mediados del siglo XIX a más de 80 molinos. Las exportaciones llegaban a todo el mundo. Todavía hoy, en muchos países de América Latina, el papel de barba es llamado Catalunya, Capellades o Romaní, el nombre de uno de los principales molinos de esta villa.
En 1788, el otorgamiento del monopolio del mercado americano a los papeleros catalanes impulsó el crecimiento de este sector, consolidándose así en las zonas papeleras de Anoia, La Riba, Olot, Banyoles y el Penedès, alrededor del río Riudebitlles, donde llegaron a concentrarse 28 molinos. En esta última comarca, por ejemplo, destaca un referente de la industria papelera durante casi 500 años. De hecho, en 2027, celebrará sus 500 años de historia y es una de las empresas familiares más antiguas de España: Pere Valls. La empresa es la historia de la experiencia de nueve generaciones de papeleros que con versatilidad, innovación, flexibilidad, exigencia y compromiso por el medio ambiente, continúan fabricando hoy en día.
En este viaje a través del paso del tiempo, continuamos siguiendo el curso del río Anoia. Y es que entonces, aquel núcleo pasó a ser el más importante de todo el Estado. Los molinos de Capellades se especializaron en la fabricación de papel de fumar y papel de barba, y una gran parte de la producción se dedicaba a la exportación internacional.
Con la aparición de las nuevas tecnologías, los molinos que aprovechaban el agua del río como fuente de energía fueron cerrando progresivamente. Los últimos molinos duraron hasta principios del siglo XX. Entonces, parecía que el sector, debilitado, tendía a desaparecer. Sin embargo, después de la autarquía franquista creció hasta mantenerse en la actualidad, lo que demuestra su valor añadido: la versatilidad de las fábricas, y especialmente, la calidad de sus productos.
J. Vilaseca. S.A. y Miquel y Costas & Miquel: las papeleras de referencia del Anoia al mundo
Algunos ejemplos y referentes de esta tradición industrial papera de la comarca son las empresas J.Vilaseca S.A., el artífice de esta industria, una empresa ubicada en Capellades, fundada en el año 1714 y vigente en nuestros días. Esta histórica compañía dedica su actividad empresarial a la fabricación de papeles especiales de alta gama para los mercados más exigentes de impresión y escritura; publicidad exterior e interior; seguridad (números de lotería, documentos notariales, de tráfico; mercantil...); cartones de bingo... Por otra parte, producen también el precinto oficial de los paquetes de tabaco, el tapón de las bebidas alcohólicas, las etiquetas de vino y otros soportes industriales.
Actualmente, exportan el 70% de su fabricación a unos ochenta países. De hecho, la empresa tiene una larga tradición exportadora. En el siglo XIX ya exportaban papeles de seguridad a los países de Latinoamérica, aunque no fue hasta la década de los ochenta del siglo XX que promovieron su departamento de exportación. El 90% de los recursos de I+D+i de J.Vilaseca S.A. lo destinan a adaptarse a las nuevas tendencias, necesidades y usos con una clara apuesta por la sostenibilidad. Unos hechos que constatan cómo a lo largo de estos tres siglos de historia y trayectoria, la compañía se ha reinventado y diversificado, con la mirada puesta en la investigación, el desarrollo y la innovación de la empresa.
El 90% de los recursos de I+D+i de J.Vilaseca S.A. los destinan a adaptarse a las nuevas tendencias, necesidades y usos con una clara apuesta por la sostenibilidad
En cuanto al grupo Miquel y Costas & Miquel, se trata del grupo empresarial líder en el mundo de los papeles especiales durante tres siglos, ya que los orígenes de la empresa se remontan al año 1752. Sus productos también son muy conocidos: es el caso del papel Barcelona o del papel de liar, nacido de la mano del grupo en el siglo XVII, y que siglos después, en el año 1924 evolucionó al popular y exitoso papel de fumar Smoking, y que aún perdura hoy en día. Todo un icono.
La historia del grupo se remonta a cuando la familia Miquel, hace 300 años, comenzó a fabricar papel en un molino accionado por las aguas del río Anoia, en Capellades. La expansión internacional llegó en 1880, de la mano de uno de los hermanos con la apertura de una sede comercial en Cuba, hecho que sembró la semilla y tejió una red propia de distribución de papel que germinaría con especial fuerza a partir del estallido de la 1ª Guerra Mundial, en 1914. Paralelamente, también ese año, se comenzaron a fabricar los primeros libritos de papel de fumar con la marca El Pino y se compró Papelera Barcelonesa, la actual fábrica del Besòs. Esta operación supuso todo un salto cualitativo por el hecho de incorporar la primera máquina continua para la fabricación del papel, ya que hasta entonces, todo se hacía a mano. Años después, la empresa transformó su razón social a Miquel y Costas & Miquel.

Además, el hecho de que Miquel y Costas entrara en Celulosa de Levante en 1970 fue decisivo para la evolución de la compañía, que en aquel momento vivía una etapa de expansión y modernización que derivó en la entrada en el mercado de papel de impresión; sigue con la incorporación de Payá Miralles y el inicio de la cotización en bolsa. Este último punto se produjo en 1978, cuando el grupo empieza a cotizar en el mercado de corros. Posteriormente, los años ochenta estuvieron marcados por la consolidación internacional, y en los noventa, se creó MB Papeles Especiales, en La Pobla de Claramunt. En 1996, el grupo comenzó a cotizar en el mercado continuo, y en la historia más reciente se dio un salto cualitativo para ganar peso más allá del tabaco. Esta decisión reforzó la producción de papeles industriales a través de Terranova Papers, también en La Pobla de Claramunt. La planta fue inaugurada en 2015 y se caracteriza por maquinaria de tecnología puntera y procesos de producción tecnológicamente inéditos en España.
Desde hace unos años, el grupo adquirió Clariana, líder en papeles de colores en España y con planta en Vila-real. El grupo tiene tres grandes líneas de negocio: papeles para la industria del tabaco, papeles para productos industriales y papeles para la industria gráfica. En el caso de la línea de tabaco, ofrecen toda la gama de productos basados en la celulosa: papel para hacer cigarrillos, libritos de papel de fumar y pastas textiles para fabricar el papel de cigarrillo. En cuanto a los productos industriales, el grupo produce papeles especiales de altas prestaciones para numerosos usos industriales y pastas porosas que se emplean en muchas aplicaciones industriales. En lo que respecta a la industria gráfica, fabrican papel de colores para papelería, papel de bajo gramaje para la impresión de libros religiosos y papel para prospectos farmacéuticos, entre otros.
El grupo que tiene las diversas empresas que lo forman: Miquel y Costas & Miquel, Celulosa de Levante, Papeles Anoia, Payá Miralles, Miquel y Costas y Tecnologías, Miquel y Costas Energía y Medio Ambiente, MB Papeles Especiales, Terranova Papers, Miquel y Costas Logística, Sociedad Española Zig Zag, Desvi, Miquel y Costas Argentina, Miquel y Costas Chile, Miquel y Costas Deutschland, Clariana y Fourtube (empresa asociada).
Miquel y Costas planea invertir de forma importante en su fábrica de Capellades y en otras plantas del grupo durante el período 2024-2026 con un plan global de 120 millones de euros. El primer año, en 2024, ya ha destinado 45,7 millones de euros, con más de 30 millones invertidos en modernización de la producción (especialmente en Capellades y Valencia), unos 10 millones en eficiencia energética y sostenibilidad (reutilización de agua, instalación de placas fotovoltaicas, etc.), y 2,7 millones en I+D+i para desarrollar nuevos papeles, incluidos papeles termosellables para la industria alimentaria.
En cuanto a la fábrica de Capellades, la empresa prevé ampliarla y construir un almacén automático, así como renovar maquinaria para mejorar su eficiencia y capacidad productiva. También se ha aprobado repartir un dividendo complementario por 4,9 millones de euros correspondiente a los resultados de 2023, tras un beneficio de 42,7 millones, y se ha aprobado la amortización de acciones en autocartera de hasta un 10% del capital.
El grupo siempre tiene presente la sostenibilidad, y está incluido como una de las 10 empresas españolas en la Lista A de la clasificación que hace la CDP, una organización internacional sin ánimo de lucro que reconoce a las empresas que lideran en transparencia y acción medioambiental. En definitiva, Miquel y Costas, una empresa líder y referente en 130 países del mundo.
La industria del papel en nuestros días
Siguiendo esta tradición y razón de ser, este sector industrial todavía está latente en la actualidad, tanto en la comarca como en el resto de Catalunya y del Estado.
Según el estudio más reciente del sector -Informe anual sobre la industria en Catalunya 2023, del Departament d'Empresa i Treball de la Generalitat de Catalunya-, la industria del papel y el cartón comprende dos grandes subsectores que son la producción de pulpa o pasta de papel -la materia prima también llamada celulosa- y las manufacturas de papel y cartón. Este último incluye los segmentos de papel prensa y papel de impresión y escritura; el del papel tisú (absorbente para usos higiénicos y sanitarios); el de la línea marrón (cartón ondulado, papel kraft para sacos y cartoncillo); y el de las especialidades, que incluye otros envases y embalajes y papeles especiales. En la fabricación intervienen dos tipos de materias primas, la celulosa virgen y la fibra reciclada, obtenida del papel usado. Fundamentalmente, se utiliza celulosa virgen en la producción de papeles de impresión, papeles higiénicos y sanitarios y determinados papeles especiales. Por el contrario, la fibra reciclada es la materia principal en la producción del papel prensa y de los papeles para envases y embalajes.
En Catalunya, el sector papelero aporta el 2,9% del VAB industrial y de la facturación (unos 1.027 y 4.525 millones de euros, respectivamente)
En cuanto a la economía catalana, el sector papelero aporta el 2,9% del VAB industrial y de la facturación (unos 1.027 y 4.525 millones de euros, respectivamente). Si miramos las dos economías de referencia, España y la Unión Europea (UE), el estudio apunta que corresponde al 2,2% y 1,9% del VAB, respectivamente. El papel ocupa a unos 12.700 afiliados a la Seguridad Social, el 2,6% de la industria, porcentaje que es también un poco más elevado que en España y la UE (2,0% de los afiliados y 1,8%, respectivamente).
En Catalunya, la actividad la encabezan los artículos de papel y cartón, con un peso específico dentro del conjunto del sector del 70% en términos de VAB y del 80% en términos de ocupación. La fabricación de pasta de papel constituye el otro subsector y, por tanto, su peso se sitúa en el 30% en términos de VAB y en el 20% en términos de ocupación; además, el sector papelero catalán representa el 28% del VAB y los afiliados y el 29% de la facturación estatal. Dentro de la UE, Alemania es el principal productor de papel (con un 25% del VAB sectorial) y le siguen a gran distancia Italia (12,2%) y Suecia (11,5%). España ocupa la quinta posición del ranking, con el 7,5% de la industria papelera europea.
En cuanto a la orientación exportadora, los dos subsectores son muy diferentes. Mientras que el de la pasta de papel realizó el 49% de las ventas fuera del Estado, el de los artículos de papel y cartón, solo el 21%, porque el transporte es muy costoso. En conjunto, las exportaciones catalanas suponen el 30% de las españolas, por encima del peso en términos de VAB. El sector papelero catalán invirtió casi 170 millones de euros en activos materiales, el 3,8% de su facturación, por encima de la media de la industria, pero bastante por debajo de la inversión realizada en el conjunto del Estado (4,5%) y la UE (4,7%). Los fabricantes de artículos de papel y cartón invirtieron un 4,5% de su facturación en activos materiales (igual que en la media de la UE), mientras que los fabricantes de pasta de papel invirtieron en ello el 3,5%, muy por debajo de la media europea (4,6%)
En 2023-24, la industria papelera ha recuperado la producción tras los bajos niveles derivados de la crisis energética y los problemas de demanda, con 6,05 millones de toneladas de papel y cartón producidas en 2023 y 6,56 millones en 2024
Según datos recientes de la asociación Aspapel, la industria papelera continúa mostrando solidez: en 2023-24 ha recuperado la producción tras los bajos niveles derivados de la crisis energética y los problemas de demanda, con 6,05 millones de toneladas de papel y cartón producidas en 2023 y 6,56 millones en 2024, mientras que la producción de celulosa ha alcanzado unas 1,61 millones de toneladas en 2023 y casi 1,70 millones en 2024. Además, Aspapel apunta que Europa continúa siendo el principal mercado destinatario.
Estas cifras reflejan un sector capaz de resistir tensiones externas y adaptarse a cambios estructurales. Sin embargo, la facturación del sector tampoco ha crecido, situándose en 5.232 millones de euros en 2024, una caída moderada respecto a años previos. Una industria que cuenta con 16.694 puestos de trabajo directos, y cerca de 85.000 indirectos, y que contribuyen a la vertebración socioterritorial; y un sector que apuesta por las inversiones, con un total de 288 millones de euros.
En su último artículo publicado en este medio, el catedrático de Economía, Oriol Amat, destaca los retos y oportunidades que tiene el sector por delante. Un escenario complejo, pero también de posibilidades reales de crecimiento si se actúa con visión estratégica. La complejidad actual viene marcada por el aumento de los costes energéticos, la presión regulatoria europea en materia ambiental y una competencia internacional cada vez más intensa, especialmente de países con costes más bajos. A esto se suman déficits de talento —un problema recurrente en la industria catalana— y el reto de garantizar el relevo generacional en un sector donde la experiencia acumulada es un activo esencial. Todo ello configura un paisaje exigente, agravado por la evolución desigual de los subsectores: mientras el papel gráfico continúa retrocediendo, el embalaje y el papel tisú se consolidan como los motores del crecimiento.
Pero Amat también destaca que también se dan oportunidades: la transición ecológica, el impulso de la economía circular y la demanda creciente de materiales sostenibles sitúan al papel en un lugar privilegiado para sustituir soluciones plásticas. La innovación en nuevas fibras, papeles técnicos y materiales avanzados abre caminos que pueden redefinir el valor añadido del sector. Paralelamente, la automatización y la digitalización de plantas productivas permiten aumentar la eficiencia y reforzar la competitividad, incluso de las pymes. A esto se añade el efecto tractor de los nuevos hábitos de consumo y del comercio electrónico, que impulsan la demanda de productos de embalaje y generan nuevos segmentos de mercado. Estas tendencias se desarrollan en un tejido empresarial diverso donde conviven grandes empresas con una productividad muy elevada y un amplio conjunto de pymes flexibles, arraigadas al territorio y a menudo bien capitalizadas. Según el catedrático, este tipo de ecosistema puede convertirse en una ventaja competitiva si se refuerza la colaboración entre empresas para ganar dimensión, si se aceleran las inversiones en tecnología, innovación y sostenibilidad, y si se construyen puentes más sólidos con el sistema educativo para garantizar el talento técnico que la transformación industrial exige y que puede convertirse en uno de los pilares de la nueva reindustrialización del país.
La industria papelera, uno de los principales subsectores industriales en la Anoia
La industria papelera es uno de los diez principales subsectores industriales en la comarca de la Anoia -más concretamente, el noveno-, tal como reflejan los informes más recientes del Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat) y el Observatori Socioeconòmic de l'Anoia. Además, este segundo informe apunta que la industria papelera en la comarca continúa teniendo un peso clave, siendo una de las principales fuentes de ocupación industrial: en 2024 contaba con 1.175 asalariados y, a pesar de una ligera disminución del tejido empresarial (23 empresas), este subsector "ganaba posición" respecto a otros, con un crecimiento neto de asalariados. Esto consolida el papel del papel y las artes gráficas como techo de trabajo estable en un territorio donde muchos subsectores industriales han visto contracciones. También cabe destacar la importancia del sector industrial en el tejido económico del Anoia: el último análisis publicado señala que la industria aporta cerca de un tercio del Valor Añadido Bruto (VAB) de la comarca (32,61%), muy por encima de la media catalana, y que en municipios como Capellades este porcentaje sube alrededor del 59% —un peso que, según el estudio, es atribuible principalmente al sector papelero.

El Informe Económico 2024 de la Anoia confirma que la industria papelera es uno de los pilares históricos y actuales de la economía comarcal, con un peso muy destacado tanto en ocupación como en facturación. El documento señala que este sector se encuentra dentro del grupo de “otras industrias manufactureras” incluidas en los indicadores de ocupación industrial, donde registra un total de 1.175 asalariados. Esta cifra lo convierte en uno de los subsectores industriales con más peso laboral del Anoia, y muestra la continuidad de una tradición productiva arraigada especialmente en municipios como Capellades, La Pobla de Claramunt, Vilanova del Camí o Igualada.
El informe también remarca que la industria del papel y del cartón es una de las grandes contribuyentes económicas de la comarca. Dentro de la actividad industrial, el sector destaca por sus volúmenes de facturación: en el cálculo global de los principales subsectores industriales, la fabricación de papel y cartón aporta 478 millones de euros en ventas anuales, situándose entre las primeras ramas de la industria anoienca por valor generado. Este volumen confirma que el papel no solo es relevante como empleador sino como motor económico estructural.
El arraigo territorial del sector permite que una parte significativa de la actividad económica de algunos municipios se concentre alrededor de este ecosistema papelero
Sin ningún tipo de duda, el sector papelero tiene un peso decisivo en el VAB de la comarca, siendo responsable de una parte sustancial del tejido industrial, con capacidad exportadora y un entramado empresarial robusto. El arraigo territorial del sector permite que una parte significativa de la actividad económica de algunos municipios se concentre alrededor de este ecosistema papelero.
Todo ello evidencia que el papel es, aún hoy, uno de los ejes industriales más sólidos y identitarios de la Anoia. Con un volumen notable de asalariados, una facturación destacada y un peso histórico en la configuración económica de la comarca, el sector continúa siendo un elemento clave en la competitividad industrial del territorio; y reafirmando, en este sentido, el papel de la Anoia.