• Territorio
  • Penedès-Garraf: al abrigo de la sudorosa epidermis metropolitana

Penedès-Garraf: al abrigo de la sudorosa epidermis metropolitana

En la periferia meridional de Barcelona no se está gestando un paisaje de dormitorio, sino más bien una estampa de 'suites'

Sitges es el municipio más feliz de Catalunya, según el estudio de YouGov | iStock
Sitges es el municipio más feliz de Catalunya, según el estudio de YouGov | iStock
1604434214372
Coordinador general de la Mancomunidad Penedès-Garraf
Barcelona
02 de Julio de 2025
Act. 02 de Julio de 2025

A la sombra o sin sombra un reloj de sol no tiene sentido. Es la misma propiedad recíproca que se establece entre el ombligo metropolitano y aquello que los urbanitas califican de territorio, que no es nada más que las afueras.

 

Resulta que al sur de la demarcación de Barcelona, junto a las comarcas tarraconenses, se vive muy bien. Lo revelan los flujos de migraciones que reciben el Garraf y el Alt Penedès; como también el Baix Penedès, que merece una lectura aparte, quizás otro día. Desde el punto de vista demográfico, el destino ha multiplicado el efecto imán y está más de moda que nunca; es más cool, si queréis. ¿Qué está pasando y por qué estas comarcas se han convertido en las más receptoras de recién llegados?

La zona enamora porque tiene la matriz del bienestar. Proximidad a la capital y a centros de interés, clima benigno, mediterraneidad, serenidad social, espacios amables, calendario festivo, dinamismo convivial y dotación de equipamientos comerciales, culturales y de ocio.

 

Aunque el crecimiento natural es negativo -se registran más defunciones que nacimientos- en el período 2000-2024 en el Garraf y en el Alt Penedès, la población ha pasado de 178.751 a 276.096 mujeres y hombres; es decir, un incremento global del 54,5%. Se vislumbran aumentos sucesivos tanto o más verticales, con los retos consiguientes por parte de las municipalidades del trozo, a las cuales imagino preocupadas.

En la comarca más vitivinícola del país, el sector secundario se atrinchera para resistir los embates de la actividad residencial

Los bosques fanáticos de grúas y una famosa erupción inmobiliaria sugieren que el fenómeno no tiene freno; al menos, en los cinco años venideros. Este oleaje se observa sobre todo en Vilanova i la Geltrú y en Sant Pere de Ribes. En este último municipio hoy en día se está proyectando un nuevo distrito urbano, de aquellos que el excepcional Cela definiría como barrio estadístico; sorprendente.

Caso aparte es Sitges, porque el suelo apto para la vivienda ya está casi agotado; aun así, la actividad arquitectónica es impactante en la todavía bella Subur. También en el Alt Penedès se hacen notar las turgencias de obra nueva y las delaciones de los skylines. En la comarca más vitivinícola del país el sector secundario se atrinchera para resistir los embates de la actividad residencial, pero los crecimientos poblacionales acabarán condicionando los landscapes por mucho que la planificación territorial -nada consensuada- se empeñe en preservarlos.

Las fisonomías de los bloques y los pluses de confort en los catálogos de oferta revelan cuál es la tipología de los compradores, con capacidades adquisitivas propias de rentas medias y superiores. Esto nos invita a afirmar que en la periferia meridional de Barcelona no se está gestando un paisaje de dormitorio, sino más bien una estampa de suites. Los nuevos residentes son exigentes en cuanto a las prestaciones de los habitáculos.

Crecimiento poblacional y envejecimiento son las barras paralelas en que nos tendríamos que ejercitar ahora y ahora

Se añade un atributo relevante: son gente mayor; bien en el tercio final de su vida laboral o bien con el premio de la jubilación en el bolsillo. Esta observación se corrobora con un dato abracadabrante: desde el año 2000 y en el mismo entorno del Garraf y el Alt Penedès, el segmento de edad de 65 o más años ha pasado de 28.929 a 52.417 personas; es decir, un incremento del 81,2%.

Crecimiento poblacional y envejecimiento son las barras paralelas en que nos tendríamos que ejercitar ahora y ahora. Son síntomas del país, en general. Se hacen notar, pero y sobre todo, en las geografías de abajo, alrededor de la sudorosa epidermis metropolitana. Se echan de menos directrices y recursos públicos para evitar un dominó de desequilibrios sociales y económicos.