Los escándalos del BBVA

La CNMV ha admitido a trámite la propuesta de opa del BBVA sobre el Banc Sabadell, con lo cual el intento de los bilbaínos ha superado un hito más que lo acerca a su objetivo final

La sede del BBVA | ACN
La sede del BBVA | ACN
16 de Junio de 2024

Esta semana hemos sabido que, pocos días antes de finalizar el plazo máximo, la CNMV ha admitido a trámite la propuesta de opa del BBVA sobre el Banc Sabadell, con lo cual el intento de los bilbaínos ha superado un hito más que lo acerca a su objetivo final. Puede parecer un simple trámite, pero en la OPA de 1987, de la que hablamos aquí, la propuesta quedó abortada de raíz cuando las autoridades, en aquel caso el síndico de la Bolsa de Madrid, retiraron la oferta de compra que el Banco de Bilbao había presentado para tomar el control del Banco Espanyol de Crédito (Banesto).

 

Más allá de cuestiones de carácter formal, hace pocos días apareció un nuevo personaje estelar en este serial que es el intento de compra del Sabadell. Esta persona no es otra que el comisario José Manuel Villarejo, pieza compleja de las más oscuras conspiraciones peninsulares, que irrumpió en el escenario los primeros días del mes de junio. El retorno a las páginas de economía de este personaje es notable porque la fiscalía anticorrupción acaba de pedir que se inicie el juicio oral contra el BBVA por el llamado, precisamente, "Caso Villarejo", una trama sucedida durante una década en la cual el banco contrató los servicios del célebre ex-comisario.

 

La CNMV ha admitido a trámite la propuesta de opa del BBVA sobre el Banc Sabadell

Con todo, el escándalo que más trascendencia ha tenido en la historia del BBVA fue el conocido como el de las "cuentas de Jersey", que estalló en el año 2002. En aquella ocasión, a principios de la primavera, se supo que desde los tiempos del BBV (anterior a la fusión con Argentaria), la entidad utilizaba cuentas secretas en paraísos fiscales para acumular dinero destinado a la jubilación de algunos de los consejeros. Los territorios receptores de los fondos eran la isla de Jersey y también Liechtenstein, mientras que los importes allí custodiados ascendían a cerca de 224 millones de euros.

El secreto comenzó a desmoronarse poco después de la fusión entre los bilbaínos y la antigua banca pública Argentaria, porque el que había sido presidente del BBV, Emilio Ybarra, se vio obligado a revelarlo al presidente de Argentaria, Francisco González. Esto sucedió en 1999 y a partir de entonces todo se aceleró, hasta que en diciembre de 2001 Ybarra se vio obligado a dimitir de su cargo de copresidente, dejando el comando único del banco a González. La investigación judicial del caso cayó en manos de un personaje estrella del momento, el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, y la causa se cerró con una multa de tres millones de euros para el banco. Pero realmente eso no fue lo más relevante de todo, porque la prensa y el público en general sacaron conclusiones mucho más profundas de lo sucedido. Y es que no hace falta ser muy perspicaz para constatar que el escándalo de las cuentas en Jersey sirvió para que el BBVA cambiara de manos, y la tradicional burguesía bilbaína de Neguri perdiera el control para siempre, en beneficio de los poderes que habían entrado al banco mediante la fusión con Argentaria y liderados por Francisco González. Como resultado del escándalo, todos los consejeros procedentes del BBV renunciaron a sus cargos, al igual que había hecho -como hemos visto- el copresidente Ybarra.

El escándalo que más trascendencia ha tenido en la historia del BBVA fue el conocido como el de las "cuentas de Jersey", que estalló en el año 2002

Si Ybarra era un producto típico de la burguesía bilbaína, González lo era de las élites castellanas; aunque nacido en Galicia, hizo sus estudios en Madrid y allí se estableció. Trabajó como agente de cambio y bolsa (una de las oposiciones más elitistas en aquel momento), para luego montar su propia sociedad de valores, FG Inversiones Bursátiles, que más tarde vendió a los estadounidenses de Merrill Lynch, logrando lo que en Castilla se conoce como "pelotazo". En 1996, el gobierno de Aznar lo nombró presidente de la entonces semipública Argentaria.

Desde el cambio de rumbo del BBVA, el centro neurálgico de la entidad pasó a ser Madrid, ahora en un edificio monumental llamado La Vela, ubicado al norte de la capital del Estado.