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McNamara: el hombre que rompió la hegemonía Ford

El liderazgo, además de una responsabilidad, puede ser un peso; el contraste entre el poder empresarial y la vida familiar; el peso del ego y el fracaso familiar

Robert McNamara, exdirectivo de Ford y exsecretario de defensa de EEUU
Robert McNamara, exdirectivo de Ford y exsecretario de defensa de EEUU
Jordi Tarragona | VIA Empresa
Consejero de familias empresarias
24 de Agosto de 2025 - 05:30

En 1958, Henry II exclamó: "Yo soy el capitán de este barco, y pienso seguir siéndolo mientras mi nombre esté inscrito en la proa". A menudo recurría a argumentos como "mi nombre está grabado en el edificio" para justificar decisiones arbitrarias.

 

Su vida personal también había cambiado: había comprado un "Versalles en miniatura". Una de sus hijas dijo: "Siempre estaba fuera, o volvía del trabajo cuando ya estábamos metidas en la cama. Teníamos un árbol de Navidad, y regalos y todo eso. Pero, en retrospectiva, pienso que habríamos sido más felices teniendo menos regalos, pero disfrutando más de nuestros padres". Charlotte y Anne eran las protectoras de su hermano pequeño Edsel, con grandes problemas de ansiedad alimentaria. Su esposa no estaba a la altura del papel que le correspondía como esposa de un alto ejecutivo, pero tenía un activismo social que vinculó el nombre de Ford a las buenas causas. Introdujo un elemento glacial en sus relaciones matrimoniales.

Henry II comenzó a beber sin moderación para procurarse la alegría y la vitalidad que hicieran su vida más intensa. Comenzó a visitar prostíbulos elegantes en París. "Se sentía culpable por haber destruido a sus hermanos y por haber convertido el nombre de su padre en un motivo de risa al haber permitido el desastre del Edsel. Pero también sentía que él era quien había asumido la responsabilidad y dedicado toda su vida a la compañía, cuando esta había estado en peligro. Ahora la vida se le escurría entre los dedos".

 

En 1960, Robert McNamara fue nombrado presidente, pero semanas después John F. Kennedy le ofreció el cargo de secretario de Defensa. Fue un golpe tremendo para Henry: "Pasé años preparándolo. Es el primer presidente que no pertenece a la familia. Después de todos estos años de preparación, nos deja. No puedo creerlo. ¿Qué puedo hacer ahora?", se preguntó.

En 1965, Henry II desmanteló la troika designando a Arjay Miller como presidente. Experto en cifras, sin embargo, era ciego en cuanto al producto y carecía absolutamente de carisma

Henry concibió lo que denominó la Oficina Ejecutiva, un triunvirato, "un camello con tres jorobas", según la mayoría de la empresa. En 1965, Henry II desmanteló la troica designando a Arjay Miller como presidente. Experto en cifras, sin embargo, era ciego en cuanto al producto y carecía absolutamente de carisma. Cuando se vio claramente que el Maverick, uno de los nuevos modelos con la impronta de Leo Iacocca, tendría un éxito enorme, un grupo de ejecutivos principales de la Ford entregó a Henry un expediente que contenía un ultimátum: "O se va él o nos vamos nosotros". Enfrentado a la posibilidad de una renuncia en masa, Henry no tuvo elección.

Lo que más había tratado de evitar en su vida de negocios era que lo compararan con su abuelo. Era casi una fobia. The New York Times lo acusaba de poseer tanto poder como él y de utilizarlo de la misma manera caprichosa.

Eleanor convocó un consejo de familia para investigar cómo era posible que Charlotte, su nieta mayor, se hubiera envuelto con un hombre mayor que su padre, un playboy internacional con problemas con el gobierno de Estados Unidos y con la Iglesia católica. Todas las mujeres Ford habían mantenido las apariencias ante el descarriamiento de los hombres, históricamente, para preservar el estándar de la familia Ford. Su hermana Anne anunció su intención de contraer matrimonio con un playboy con quien su madre había iniciado una relación como venganza contra su exmarido.

Henry II recelaba del poder en sí mismo, particularmente en el contexto de un negocio familiar, recordando la manera en que había afectado a su abuelo cuando lo tuvo

Henry II era una paradoja. En muchos aspectos era una regresión a la figura de su abuelo, un hombre de poder inmenso; sin embargo, había en él más rasgos de su padre. Recelaba del poder en sí mismo, particularmente en el contexto de un negocio familiar, recordando la manera en que había afectado a su abuelo cuando lo tuvo, y la manera en que había afectado a su padre cuando se usó en contra suya. Por eso seguía interesado en instalar el sistema gerencial de la General Motors, en el cual veía un antídoto contra el culto a la personalidad —culto de las prerrogativas del cual, sin embargo, disfrutaba de grado.

Nadie se daba cuenta de que su personalidad se había formado en el marco de una negación y ocultación casi obsesivas de su propia familia, a pesar del hecho de que todos los Ford parecían necesitar el alcohol como mecanismo de liberación. No solo había luchado por afirmar su propia personalidad ante el monstruo destructivo que había aplastado a su padre, sino que también había tratado, a su manera emotivamente inexpresiva, de abrir un espacio familiar para el desarrollo individual de sus integrantes. Los resultados eran desmoralizadores, tanto para él como para los demás. Charlotte, particularmente, continuaba dando lugar a una publicidad tan extravagante y degradante que Henry se preguntaba si era una manera de herirlo indirectamente.

Su madre expresaba muy claramente que él la había desilusionado. Su hermana Dodie, aún bastante vinculada a él, no había tenido mucho éxito en la vida. Su hijo Alfred se había unido al movimiento religioso hindú de la Conciencia Krishna. Su hija Eleanor tenía tantas incertidumbres sobre su familia que a veces negaba su apellido.

La familia le había impuesto la responsabilidad de ser su líder para después censurarlo como su oveja negra. Pero Henry II carecía de la autocompasión que había hundido a sus hermanos. Su control sobre la empresa podía haber comenzado como una necesidad; si así había sido, hacía mucho tiempo que se había convertido en una elección deliberada.

En la penúltima entrega de los Ford podemos ver cómo el liderazgo, además de una responsabilidad, puede ser un peso; el contraste entre el poder empresarial y la vida familiar; el peso del ego y el fracaso familiar. Nos podemos plantear cuestiones como: ¿cuál es nuestra definición de éxito como familia empresaria? ¿Puede diferenciarse el liderazgo empresarial del familiar? ¿Cómo son las relaciones intergeneracionales?