Durante las últimas semanas ha corrido como la pólvora la noticia de que el Real Madrid estaba a punto de transformarse en sociedad anónima, una información que con el paso de los días se ha ido desinflando, especialmente después del discurso del presidente del club en la asamblea de socios del pasado domingo, que en realidad sirvió para introducir aún más confusión en el escenario. Quién sabe si aquellas primeras informaciones que apuntaban a una transformación mercantil inmediata hacia la sociedad anónima no eran más que un globo sonda emitido por la propia entidad para tantear el terreno.
En cualquier caso, quien más quien menos esperaba con ansia la mencionada asamblea para conocer con detalle los planes del club blanco en cuanto a su modelo de propiedad. Sin embargo, como decíamos, el discurso de Florentino Pérez contribuyó a generar más incógnitas que a disipar dudas. La alocución de Florentino estuvo casi monopolizada por un extraño memorial de agravios donde uno de los protagonistas principales fue el Barça por causa del celebérrimo Caso Negreira. Tal como dijo hace no mucho tiempo el expresidente azulgrana Sandro Rosell durante su visita a los juzgados, el debate y las suspicacias se acabarían si se visionaran todos los partidos jugados por el Barça durante la era Negreira porque se demostraría que el club, más que ser beneficiado por los arbitrajes, ha sido a menudo perjudicado con decisiones que han costado partidos y títulos.
Sorprende mucho que Florentino, el hombre que más veneno ha inyectado al fútbol español durante las últimas décadas, pueda asumir el papel de víctima maltratada por enemigos como el Barça, la patronal de clubes o la Uefa. No resulta menos extraña la pasividad total del presidente del Barça, Joan Laporta, que en vez de rebatir estos ataques llenos de odio, mantiene un silencio difícil de entender; quién sabe si la hermandad de ambos en el proyecto de Superliga oculta claves que aún no conocemos.
Pero volviendo a Florentino, que no parece encontrarse en sus mejores momentos ni físicos ni intelectuales, se constata que sigue sintiendo una profunda alergia a la verdad y que, entre otras afirmaciones chocantes, durante la asamblea aseguró que el brasileño Vinicius Jr es una buena muestra de la potente cantera madridista o que el digital Relevo había nacido para hacer daño al club blanco (cualquiera que hubiera leído algún reportaje de este digital ya extinto sabrá que mostraban un sesgo muy destacado a favor de los de la Castellana). Tampoco tuvo problema en asegurar que el Real Madrid es el mejor club del mundo y lo ha sido “siempre”, mientras insistía en el hecho de que, cuando él llegó a la presidencia por primera vez, era una entidad en quiebra. Al fin y al cabo, ningún medio pondrá en duda la consistencia de sus afirmaciones.
Dejando de lado las ideas estrambóticas de un presidente en horas bajas, lo que nos interesa aquí es intentar entender qué movimiento ha previsto hacer Florentino para modificar la estructura formal del club. En primer lugar, está la causa, que según él hay que encontrar en los “ataques externos que ha recibido la entidad” que obligan a proteger un patrimonio que “ahora no es de nadie, pero que será de todos los socios”. Este concepto de los “ataques externos” fue repetido hasta la obsesión, sin que quedara del todo claro a qué estaba referido. El hecho de considerar que el patrimonio blanco está más “blindado” -por usar sus palabras- con una sociedad anónima con socios externos que bajo la figura de club deportivo, también es una afirmación que necesitaría pasar algún control de calidad.
El hecho de considerar que el patrimonio blanco está más “blindado” con una sociedad anónima y socios externos que bajo la figura de club deportivo, es una afirmación que necesitaría pasar algún control de calidad
Por cierto, sobre la masa social, parece claro que el líder madridista tiene previsto fijar un número máximo de socios del club, que seguramente coincidirá con la cifra de 100.000 a la que continuamente hizo referencia y que, más o menos, es el número actual de asociados. Sobre los aspectos técnicos de la transformación tenemos muy pocas pistas, pero sabemos lo que el presidente afirmó en la asamblea en la línea de que los planes implican crear una filial “controlada por los 100.000 socios” y con un accionista externo que será titular de un pequeño porcentaje, probablemente el 5%.
Visto esto, se abren al menos un par de escenarios: en primer lugar, el que podríamos llamar modelo Barça y en segundo, el conocido como modelo Bayern. En el caso de la primera opción, se trata de crear filiales a las que se traspasa previamente parte del negocio del club y que pueden tener o no un socio externo. Es el caso de Barça Licensing & Merchandising (BLM) y de Barça Produccions, por poner dos ejemplos de la órbita azulgrana. No es ningún invento reciente, y es que el presidente Núñez ya propuso este esquema como una manera de salir a bolsa sin transformar la esencia del club.

Este modelo no cumple el propósito de Florentino porque las filiales no están controladas de manera directa por los socios, sino que estos son propietarios a través del club. En el segundo caso, el del Bayern, lo que se hizo es escindir el primer equipo de fútbol del club y traspasarlo a una sociedad anónima nueva, el FC Bayern AG (Aktiengesellschaft, sociedad anónima), de la cual el máximo accionista es el club (el FC Bayern eV) con un 75% del capital.
Aquí, el corazón del negocio está en la sociedad anónima, que es donde han ido entrando diferentes accionistas ajenos al club. Por lo tanto, este modelo permite capitalizar el núcleo del negocio (el primer equipo), mientras que los socios tienen un control indirecto, dado que no son accionistas, sino propietarios de la sociedad matriz. Tampoco parece ajustarse del todo a la propuesta de Florentino, aunque se puede elucubrar que su plan se enfocaría a traspasar los activos con valor (básicamente el primer equipo de fútbol y el estadio) a una sociedad anónima y en esto hay paralelismos con los bávaros.
El otro aspecto medular que planteaba el presidente blanco es el hecho de permitir la entrada a un accionista externo, que tendría una participación del 5%. Aunque el Real Madrid no tiene un valor determinado, en alguna ocasión desde el club se ha filtrado que su deseo sería obtener una valoración de 10.000 millones de euros, algo más alta que la de los Lakers de Los Ángeles, de la liga profesional de baloncesto de los Estados Unidos (esta franquicia hace poco fue comprada por 10.000 millones de dólares).
Audi, Adidas y Allianz pagaron entre 75 y 110 millones de euros por la participación del 25% en el Bayern, unos importes muy por debajo de lo que ahora espera recaudar el Madrid
Aspirar a una valoración como la mencionada querría decir que el inversor ajeno tendría que abonar 500 millones de euros para conseguir el 5% que supuestamente quiere ceder el club blanco. Y aquí comienzan las dudas, porque parece poco razonable que un fondo de inversión inmovilice tanto dinero en un activo que casi seguro que no ofrecerá dividendos, que no le permitirá ningún tipo de control político y que se puede considerar un activo de escasa o nula liquidez. Volviendo al ejemplo del Bayern, hay que tener en cuenta que los tres accionistas externos son las multinacionales Audi, Adidas y Allianz, arraigadas en Baviera y con una estrecha relación con el club desde hace mucho tiempo. Pero, por encima de todo, estas tres empresas pagaron entre 75 y 110 millones de euros por su participación en el club, que es globalmente del 25%, unos importes muy por debajo de lo que ahora espera recaudar el Real Madrid a cambio de una participación sensiblemente menor.
Ya solo nos queda ver qué propone Florentino en la asamblea extraordinaria que ha prometido, y donde los socios compromisarios deberán tomar una decisión al respecto. En caso de que la reforma sea aprobada, después hará falta también un referéndum entre toda la masa social para rematar la faena. Y no será menos importante constatar cuáles son los límites de flexibilidad de la Ley del Deporte española, que es la que regula las sociedades anónimas deportivas. Eso sí, es necesario que todo el mundo esté alerta -los socios madridistas principalmente- porque, como decía el periodista José María García, Florentino Pérez es un hombre que juega con las cartas marcadas.