La voracidad del BBVA

Si la OPA sobre Sabadell saliera adelante, tendríamos un capítulo más para añadir a esta historia tan insólita de absorciones por parte de un único banco, un verdadero depredador de las finanzas catalanas

El presidente del BBVA, Carlos Torres, durante la Junta General de Accionistas 2025 del banco | Europa Press
El presidente del BBVA, Carlos Torres, durante la Junta General de Accionistas 2025 del banco | Europa Press
20 de Mayo de 2025

Por ahora no sabemos cómo acabará el intento del BBVA de tomar el control del Banc Sabadell y los escenarios son diversos. El gobierno español podría, previa consulta a la sociedad civil, vetar la oferta de compra, pero también podría autorizarla y dejar la decisión en manos de los accionistas de la entidad vallesana, que se verían en la tesitura de aceptar o rechazar la oferta de los vizcaínos. Incluso, aunque la OPA no saliera adelante, el BBVA podría comprar parte del capital del Sabadell y pasar a ser un accionista relevante. En todo caso, de lo que sí podemos hablar es de la voracidad histórica de este banco a la hora de devorar el tejido financiero catalán, porque a lo largo del último siglo muchas entidades del país han pasado a integrarse dentro de él.

 

Pero para explicar la historia como es debido, es imprescindible saber que el actual BBVA muestra en sus siglas los nombres de tres entidades diferentes: Bilbao, Vizcaya y Argentaria y, por lo tanto, es necesario estudiar las tres trayectorias por separado.

El Banco de Bilbao nació en la capital vizcaína en 1857, mientras que el Vizcaya fue fundado en la misma ciudad en 1901. De los orígenes de Argentaria, muy posteriores, ya hablaremos más adelante. La primera incursión de los vascos en el mercado catalán se produjo en 1920, cuando el Vizcaya adquirió la oficina de Barcelona del London County Westminster and Parr’s Bank, una entidad que estaba ubicada en el número 8 y 10 del Paseo Gracia. Por su parte, el Bilbao no puso los pies hasta 1947, cuando adquirió la Banca Perxas y Compañía, que tenía su sede en Figueres. Esta entidad había sido fundada en 1897 por Celdoni Perxas Sisó con Salvador Dorca como socio, que más tarde fundaría su propio banco, en Olot.

 

En 1968 el Vizcaya absorbió la Banca Vilella, de Reus. Esta entidad había sido fundada por los hermanos Joan i Gaietà Vilella en 1949 sobre las bases de un antiguo negocio familiar que se remontaba a 1866, y que con los años incluyó la fabricación de vidrio, el refinamiento de petróleo, el transporte de viajeros y el crédito, entre otras actividades. Para la siguiente adquisición debemos saltar el año 1982, cuando el Bilbao se quedó con la Banca Mas Sardà, una entidad fundada en 1844 y que en aquel momento sufría una crisis muy fuerte que hacía inviable el negocio. Dos años después de la absorción por el Bilbao, un convenio firmado con el FC Barcelona transformó, temporalmente, la Banca Mas Sardà en “el banco del Barça”. La marca desapareció definitivamente en 1989.

Después de muchos años de crecimiento orgánico, el BBVA volvió a dar un golpe en el tablero de juego para comerse otra porción del sector financiero catalán durante 2008

Antes de eso, en 1982, una auditoría del Banco de España puso en una situación muy comprometida a Banca Catalana, la entidad fundada por la familia Pujol. Según la versión oficial de los hechos, los responsables del banco de la Diagonal no pudieron asegurar la capacidad de recuperación de los préstamos a las filiales inmobiliarias del grupo, una situación que desembocó en que Banca Catalana pasara a manos del Fondo de Garantía de Depósitos a finales de aquel año. El caso terminó en la fiscalía, con el procesamiento incluido de quien entonces era presidente de la Generalitat, Jordi Pujol Soley. Cuatro años más tarde del comienzo de la crisis, Pujol salió del proceso gracias al voto de la gran mayoría de magistrados de la Audiencia de Barcelona, mientras que las acusaciones contra los otros gestores del banco acabarían por decaer en 1990, cuando se declaró el sobreseimiento de la causa.

Banca Catalana había sido fundada en 1959 por Florenci Pujol Brugat (padre del futuro Presidente) y Moisès David Tennenbaum, entre otros, sobre las bases de la antigua Banca Dorca de Olot, de la que hemos hablado antes. El año anterior a su intervención por parte del Estado era el primer grupo bancario catalán y el décimo de España. En 1984 pasó a ser propiedad del Banco de Vizcaya, junto con sus filiales Banc Industrial de Catalunya, Banc de Barcelona y Banc Industrial del Mediterrani. El uso de la marca aún se prolongó durante algunos años después de la absorción.

Y así llegamos al año 1988, momento en que se produjo la fusión entre los dos grandes bancos vizcaínos y el consiguiente nacimiento del BBV. Una década después, en 1999, incorporaron a la banca pública Argentaria, que era una fusión de entidades de crédito vinculadas al Estado. En 1991 había nacido la Corporación Bancaria de España, embrión de Argentaria, gracias a la integración de Caja Postal de Ahorros, Banco Exterior de España, Banco Hipotecario de España, Banco de Crédito Local, Banco de Crédito Agrícola y Banco de Crédito Industrial. Hay que tener en cuenta que buena parte del negocio y de las oficinas de estas entidades formaban parte del mercado catalán, de modo que también sirvió como palanca de penetración en el territorio del BBV.

Después de muchos años de crecimiento orgánico, el BBVA volvió a dar un golpe en el tablero de juego para comerse otra porción del sector financiero catalán. Sucedió a consecuencia de la crisis financiera iniciada en 2008, cuando un grupo de cajas catalanas con problemas en sus balances decidieron unirse para formar una entidad llamada Unnim. Eran las cajas de Terrassa, Sabadell y Manlleu, todas ellas más que centenarias: la Caja de Ahorros de Sabadell había nacido en 1859, la Caja de Ahorros de Terrassa, en 1877, mientras que la Caja de Ahorros Comarcal de Manlleu databa de 1896. Todo el conglomerado pasó a manos del BBVA en 2012, después de una subasta donde también participaron el Santander, la Caixa e Ibercaja. Sólo un año después de la adquisición, la marca desapareció. Pero esta no fue la última dentellada de los vizcaínos al sistema financiero catalán gracias a la crisis financiera, porque en 2014 integraron CatalunyaCaixa, un constructo surgido de la crisis que reunía Caixa Catalunya (fundada en 1926), Caixa Tarragona (1949) y Caixa Manresa (1865) desde 2009. Una vez hecha la integración dentro del BBVA, a partir de 2019 cualquier referencia a Catalunya comenzó a desaparecer de la imagen corporativa.

Si la OPA sobre Sabadell que está intentando el BBVA saliera adelante, tendríamos un capítulo más para añadir a esta historia tan insólita de absorciones por parte de un único banco, un verdadero depredador de las finanzas catalanas.