Los últimos encuentros que han tenido lugar entre la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos (EE. UU.) nos han dejado mal sabor de boca. El hecho ha sido aprovechado por los críticos con la UE y con Trump. Incluso se han burlado. E, incluso, el Parlamento Europeo no se ha mostrado entusiasta con la presidenta Von der Leyen. Por cierto, la señora Von der Leyen hizo el discurso anual del estado de la Unión y nuestra prensa ni siquiera ha hablado de ello, siempre más atenta a la superficialidad del folclore español. Y como no se espera ninguna información sensata, aprovecho para hacer un poco de didáctica. ¿Por qué la UE le hace la pelota a Trump?
La respuesta está en la debilidad de la UE en la coyuntura actual. Y esta debilidad es doble y se ha manifestado en las dos grandes negociaciones de las últimas semanas: los aranceles y las conversaciones de paz de Ucrania y su defensa. Vayamos por partes.
"Para hacerlo fácil -aunque habría que matizar-, podemos decir que si la UE dejara de comercializar con el resto del mundo, los ingresos de todos ustedes se verían reducidos a la mitad"
La razón por la cual la UE estará débil en cualquier negociación de aranceles con los EE. UU. -e incluso con China- es realmente simple y no se habla de ella -aunque ya lo apunté aquí mismo en el artículo El arriesgado acuerdo comercial con Estados Unidos-. El comercio internacional de la UE significa el 50% del PIB. El comercio internacional de los EE. UU. es el 27% de su PIB. Para hacerlo fácil -aunque habría que matizar-, podemos decir que si la UE dejara de comercializar con el resto del mundo, los ingresos de todos ustedes se verían reducidos a la mitad. Si los EE. UU. hicieran lo mismo, el salario del ciudadano estadounidense se vería reducido en, solo, una cuarta parte. La fortaleza de la UE (la principal potencia comercial del mundo) es, también, su debilidad. Y esta paradoja también ocurre con China, donde el comercio internacional significa el 31%.
Por lo tanto, en unas negociaciones duras que terminaran en una guerra comercial de aranceles, la UE tiene las de perder. Y nadie debería criticar ligeramente que haya habido concesiones de la UE con los EE. UU. Es inevitable. Y algo similar ocurrirá con China. Como la naturaleza de esta fortaleza -y debilidad al mismo tiempo- no cambiará, ya que está en el ADN de la UE, la única solución es diversificar. Y eso es lo que se está haciendo con la firma del tratado de libre comercio con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, es decir, 300 millones de habitantes), y los que se firmarán con la India (1.450 millones de habitantes) y otros países. Pero todo son trabajos en curso. Mientras tanto, tenemos que tragarnos a Trump.
En cuanto a los temas de Ucrania y Rusia, estamos en una situación a la que hemos llegado por una resistencia y laxitud evidentes, y de la cual España es el principal contribuyente. Hablo de ignorar que Europa debe gastar más dinero en defensa para disfrutar de la libertad que, hasta ahora, han financiado los EE. UU. ¿Cómo es posible que se critique lamer a los EE. UU. en estos temas cuando, hasta ahora, han sido el principal contribuyente en valor absoluto y porcentual en la financiación de la OTAN? La actual debilidad de la UE se debe a que aún no estamos listos para defendernos solos. ¿Lo estaremos? Sí, sin duda. Pero tardaremos unos años antes de que nos dotemos del material necesario y de la organización requerida. ¿Cómo se puede criticar reírle las gracias a Trump si mañana mismo, sin la OTAN, Putin podría invadir un país miembro de la UE como lo ha hecho con Ucrania? Además, los EE. UU. ayudan a pagar la mitad de la defensa actual de Ucrania -Europa paga la otra mitad-. ¿Es que alguno de ustedes querría que los EE. UU. se retiraran y todo el gasto lo pagáramos nosotros? Al fin y al cabo, Ucrania es parte de Europa.
Sería criticable que la UE no comenzara inmediatamente con las acciones necesarias para dotarse de una defensa adecuada -a pesar de la irresponsable desidia, los engaños y los chanchullos de España, de los cuales no se nos informa-. Pero, mientras todo esto no se lleva a cabo, es infantil criticar que la UE mantenga óptimas relaciones con un voluble, caprichoso e imprevisible Trump.