• Economía
  • La banca española consolida su madurez: beneficios récord y nuevo ciclo de rentabilidad

La banca española consolida su madurez: beneficios récord y nuevo ciclo de rentabilidad

La banca española combina rentabilidad alta, eficiencia estructural y riesgo contenido, una ecuación difícil de replicar en Europa

Fachadas corporativas de CaixaBank en Barcelona | Cedida
Fachadas corporativas de CaixaBank en Barcelona | Cedida
Santiago Tiana | VIA Empresa
Consultor sénior independiente de estrategia y operaciones
14 de Noviembre de 2025 - 04:55

La banca española ha entrado en la recta final del año con los deberes hechos y una rentabilidad que sigue batiendo récords, incluso en un contexto monetario que ya no sopla tan a favor. El Banco Central Europeo (BCE) ha reducido los tipos de interés tras la fase de subidas y los ha mantenido estables recientemente, señalando una nueva fase de acomodación tras los recortes de los últimos meses. La etapa más expansiva para los márgenes financieros se ha cerrado, pero los resultados presentados por las grandes entidades muestran que el sector ha sabido adaptarse y preservar su rentabilidad en un entorno de tipos más contenidos.

 

En los últimos días, BBVA, Santander, CaixaBank, Bankinter y Unicaja publicaron sus resultados correspondientes a los nueve primeros meses de 2025. El mensaje común es de fortaleza: beneficios elevados, eficiencia estable y morosidad controlada. La banca española ha demostrado una notable capacidad para sostener su rentabilidad incluso cuando el impulso de los tipos de interés empieza a moderarse.

A esta fotografía se ha sumado ahora el Banc Sabadell, el último gran banco en presentar sus cifras, que ha cerrado septiembre con un beneficio récord de 1.390 millones de euros (+7,3 %), un RoTE del 15%, una morosidad del 2,45% y un CET1 del 13,74%. Sus resultados refuerzan la lectura global: crecimiento comercial sólido, calidad crediticia en mejora y una solvencia que permite planes de retribución ambiciosos.

 

Con el Sabadell ya incorporado, la fotografía del sector queda completa. El sistema financiero español encara 2026 con un modelo más maduro, menos dependiente del ciclo monetario y más apoyado en la gestión, la eficiencia y la disciplina del capital. En un entorno de crecimiento moderado, inflación contenida y demanda de crédito todavía débil, el reto pasa ahora por sostener esta rentabilidad estructural cuando los tipos dejen definitivamente de soplar a favor.

Radiografía rápida del sector

Los resultados de los principales bancos españoles consolidan un panorama de fortaleza generalizada, con beneficios todavía elevados pese al menor impulso de los tipos de interés. El negocio se mantiene dinámico, la rentabilidad supera la media europea y la solvencia continúa siendo uno de los grandes pilares del sistema.

En conjunto, las grandes entidades cotizadas —Santander, BBVA, CaixaBank, Bankinter, Unicaja y, tras la presentación de ayer, también Banc Sabadell—, superan los 21.000 millones de euros de beneficio neto hasta septiembre. La cifra refleja la capacidad del sector para sostener resultados recurrentes incluso en un entorno de normalización monetaria, y apenas se sitúa un 2% por debajo del récord de 2024. El Sabadell aporta 1.390 millones, impulsado por una fuerte tracción comercial: el crédito vivo crece un 8,1 % exTSB, los recursos de clientes aumentan un 7,8%, y los productos fuera de balance avanzan un 15,4%, reforzando la tendencia expansiva del conjunto del sistema.

Los resultados confirman que el negocio bancario español ha pasado de depender del ciclo de tipos a apoyarse en una gestión equilibrada entre rentabilidad, riesgo y capital

La calidad del activo sigue siendo uno de los puntos más sólidos de la banca española. La morosidad permanece por debajo del 3% en la mayoría de entidades, un dato que evidencia la prudencia con la que se ha gestionado el crédito durante los últimos años. El Sabadell se suma también a esta tónica, con una ratio del 2,45%, en mejora interanual y alineada con los mejores registros del sector doméstico.

En conjunto, los resultados confirman que el negocio bancario español ha pasado de depender del ciclo de tipos a apoyarse en una gestión equilibrada entre rentabilidad, riesgo y capital. Aunque la rentabilidad comienza a normalizarse, las entidades mantienen una capacidad notable para generar valor en un entorno de estabilización monetaria. Esa madurez operativa es lo que distingue al ciclo actual del vivido hace una década.

Ingresos y márgenes

El negocio bancario español afronta 2025 con unos márgenes todavía robustos, aunque el impulso extraordinario de los tipos comienza a moderarse. Tras dos años de fuerte expansión del margen de intereses, el sector entra en una fase de estabilización en la que la gestión del pasivo, especialmente el coste de los depósitos, se convierte en el principal desafío.

En este contexto, el margen de intereses crece en promedio entre un 8% y un 10% respecto a 2024, si bien con diferencias significativas según el perfil de cada entidad. El BBVA y el Santander mantienen ritmos sólidos gracias a la diversificación internacional; CaixaBank, más expuesta al mercado doméstico, refleja con claridad la transición hacia un nuevo equilibrio: su margen de intereses cae un 4,9% interanual, hasta 7.957 millones de euros, aunque repunta un 1,4% en el tercer trimestre. La entidad compensa parte del impacto de los tipos con mayor volumen de inversión y crédito, lo que le permite sostener un margen bruto de 12.118 millones de euros (+2,8%), pese al aumento de los gastos (+5,2%). El beneficio alcanza los 4.397 millones de euros (+3,5%), impulsado por la actividad comercial.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, durante la presentación de resultados de la entidad este viernes en Valencia | Europa Press
El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, durante la presentación de resultados de la entidad este viernes en Valencia | Europa Press

El Banc Sabadell, por su parte, se sitúa en la misma transición que el resto del segmento doméstico. Su margen de intereses asciende a 3.628 millones de euros, un 3,2% menos que hace un año por la menor contribución del ciclo monetario, pero el avance de las comisiones (+2,1%) permite que los ingresos del negocio bancario apenas retrocedan un 2%. Al igual que CaixaBank y Bankinter, el Sabadell compensa la normalización del margen financiero con un mayor dinamismo comercial y una aportación creciente de los productos fuera de balance.

En conjunto, el sistema conserva un margen operativo fuerte y diversificado, sostenido por la calidad del crédito y la estabilidad del consumo y las pymes. Las comisiones se consolidan como una fuente recurrente de ingresos, equilibrando el menor empuje del negocio puramente financiero. El ratio de eficiencia, en torno al 42% de media, confirma la capacidad del sector para contener costes incluso en un entorno de menor tracción de ingresos.

Los ingresos de 2025 describen un modelo bancario más equilibrado y menos dependiente del ciclo monetario

El Sabadell, con una eficiencia del 48,1%, se mantiene en línea con la media del segmento doméstico y mejora ligeramente respecto al año anterior gracias a la reducción del 1,1% en los costes.

En conjunto, los ingresos de 2025 describen un modelo bancario más equilibrado y menos dependiente del ciclo monetario: un sector en el que la rentabilidad se apoya cada vez más en la gestión, la actividad comercial y la eficiencia operativa.

Riesgo y calidad de activos

La calidad del crédito sigue siendo uno de los pilares más sólidos del sistema financiero español. Pese al enfriamiento económico, los bancos mantienen la morosidad en niveles históricamente bajos, por debajo del 3% en la mayoría de entidades, gracias a una gestión prudente del riesgo y a carteras cada vez más saneadas. CaixaBank (2,27%) y Bankinter (2,0%) presentan los mejores registros, mientras BBVA (2,8%) y Santander (2,92%), con mayor exposición a mercados emergentes, mantienen ratios estables. Unicaja continúa mejorando, consolidando su proceso de saneamiento.

En este contexto, el Banc Sabadell se sitúa plenamente en la parte sólida del sector, con una morosidad del 2,45%, una de las reducciones más destacadas del trimestre. La entidad disminuye sus activos problemáticos en 69 millones de euros y eleva la cobertura stage 3 hasta el 63,8%, reforzando un perfil crediticio cada vez más robusto.

El coste del riesgo, provisiones sobre la cartera crediticia, se mantiene en niveles históricamente bajos, entre 0,4 y 0,5% para el conjunto del sector. CaixaBank y Unicaja se sitúan en el extremo inferior (0,24%), mientras que el BBVA (1,35%) y el Santander (1,13%) registran cifras superiores por su actividad internacional. El Sabadell aporta una mejora notable con un coste del riesgo total de 31 puntos básicos (37 pb exTSB), mejor de lo anticipado por el mercado y coherente con la mejora de su cartera.

Cada entidad muestra signos de dinamismo en la actividad crediticia. CaixaBank destaca por su capacidad para seguir impulsando la concesión de crédito pese a la presión fiscal: entre enero y septiembre, la nueva producción alcanzó 61.255 millones de euros (+20%), con un crecimiento del 16 % en préstamos a empresas y un avance del 6,7% en la cartera sana.

La banca española llega a esta nueva fase con una posición fuerte: las carteras están saneadas, los colchones de capital son amplios y las provisiones son suficientes para absorber un 'shock'

En paralelo, el Sabadell muestra también un crecimiento significativo en su negocio doméstico: la concesión hipotecaria aumenta un 26%, el crédito al consumo un 19%, y el crédito a empresas crece un 6,2% interanual, lo cual confirma un patrón de expansión equilibrada y alineada con el comportamiento del resto del sector.

En conjunto, la banca española llega a esta nueva fase del ciclo desde una posición de fortaleza estructural. Las carteras están saneadas, los colchones de capital son amplios y las provisiones son suficientes para absorber eventuales shocks. El sistema mantiene así margen para sostener su rentabilidad sin comprometer la solvencia.

El quid del impuesto a la banca

El impuesto extraordinario a la banca, creado en 2023 y prolongado de facto hasta 2027 a través del nuevo impuesto sobre el margen de intereses y comisiones, sigue siendo uno de los puntos más sensibles del debate del sector. Su impacto contable es asumible, pero añade incertidumbre sobre la rentabilidad doméstica y la inversión futura.

El gravamen aplica un 4,8% sobre la suma del margen de intereses y las comisiones netas generadas en España, y afecta a las entidades con ingresos superiores a 800 millones de euros en 2019. Esto es, Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja.

Delegación del Banco de España en Barcelona | Cedida
Delegación del Banco de España en Barcelona | Cedida

En el caso de CaixaBank, el impuesto se contabiliza ahora de forma lineal por trimestres (148 millones de euros en el primero y segundo, otros 150 millones en el tercero), frente a 2024, cuando se registró íntegramente en el primer trimestre (493 millones de euros). El banco estima que, de haberse aplicado el mismo criterio el año anterior, el crecimiento del beneficio habría sido del 0,6%.

El conjunto del sector ha abonado más de 1.100 millones de euros en 2025, con CaixaBank (~400 millones), BBVA (~285 millones) y Santander (~224 millones) como principales contribuyentes. El Sabadell soporta un impacto de 124 millones de euros en el ejercicio, un 35% inferior al cargado en 2024 gracias a la nueva imputación trimestral, lo que modera la desaceleración del beneficio y facilita el cumplimiento de sus objetivos de rentabilidad.

El impuesto a la banca no ha afectado a la solvencia ni al crédito, aunque reduce ligeramente la rentabilidad sobre el capital doméstico

Pese a ello, las entidades han mantenido sus objetivos de rentabilidad, capital y dividendos. El impuesto no ha afectado a la solvencia ni al crédito, aunque reduce ligeramente la rentabilidad sobre el capital doméstico. El debate se centra ahora en su posible carácter permanente a partir de 2026, algo que el BCE observa con cautela y que el sector considera un riesgo para la competitividad futura.

Capital, 'payout' y recompras

El capital vuelve a situarse en el centro del modelo bancario español. La solvencia se ha convertido en una palanca de estabilidad y confianza, que permite sostener dividendos y recompras sin comprometer la fortaleza del balance. Todos los grandes bancos superan el 12% de CET1 fully loaded, muy por encima del umbral regulatorio del BCE.

Por entidades, el BBVA (13,42%) y el Santander (13,1%) mantienen un equilibrio sólido entre rentabilidad y capital, mientras CaixaBank (12,4%) y Bankinter (12,9%) presentan estructuras igualmente robustas. Unicaja (16,2%) sobresale como la más capitalizada. El Sabadell se sitúa en un punto intermedio, con un CET1 del 13,74%, tras un incremento de 72 puntos básicos desde enero, suficiente para sostener crecimiento y retribución sin tensiones.

Esta holgura permite financiar políticas de retorno al accionista históricamente altas: el payout medio del sector se sitúa entre el 55% y el 60%, uno de los más generosos de Europa. CaixaBank pagó un dividendo de 0,1679 euros / acción el 7 de noviembre, por un total de 1.181 millones de euros, equivalente al 40% del beneficio del semestre, además de activar un nuevo programa de recompra de 500 millones de euros. Bankinter y Unicaja mantienen políticas estables en torno al 50–60%, mientras Santander y BBVA combinan dividendos con recompras significativas. En todos los casos, los niveles de capital permiten sostener estas distribuciones sin comprometer la solvencia.

Dentro de este patrón sectorial, el Sabadell se alinea con una estrategia igualmente ambiciosa y plenamente comparable con la de sus competidores. La entidad prevé devolver 6.450 millones de euros al accionista entre 2025 y 2027, con un dividendo por acción superior a los 20,44 céntimos abonados con cargo a 2024 y un dividendo extraordinario de 2.500 millones ligado a la venta de TSB prevista para 2026. A pesar de este esfuerzo de retribución, el Sabadell anticipa que mantendrá un CET1 por encima del 13%, lo cual refuerza una posición de solvencia coherente con la del resto del sistema.

En conjunto, la banca española entra en la nueva etapa del ciclo con solvencia holgada, rentabilidad elevada y políticas de retorno sin precedentes. Lejos de la imagen de vulnerabilidad de hace una década, el sector presenta hoy una capacidad de capitalización, eficiencia y disciplina financiera que lo sitúan entre los más sólidos de Europa.

Comparativa y ranking

Con todos los resultados publicados, el mapa de la banca española en 2025 muestra un sector rentable, eficiente y sólido, aunque con modelos de negocio distintos. El conjunto de las grandes entidades mantiene una rentabilidad sobre capital tangible (RoTE) cercana al 16%, muy por encima de la media europea, pero el liderazgo varía según el enfoque.

En rentabilidad, el liderazgo sigue claramente marcado: el BBVA (19,7%) encabeza el ranking, seguido muy de cerca por Bankinter (19,4%). A continuación, se sitúa CaixaBank (17,8%), que logra mejorar pese a la caída de tipos gracias al impulso del crédito y a una actividad comercial especialmente intensa. En el ámbito estrictamente doméstico, Sabadell aporta un RoTE del 15% (14,1% recurrente), un nivel sólido y plenamente alineado con la banca más rentable del mercado español, y por encima de Unicaja (12,3%).

Por su parte, el Santander (16,1%) y el BBVA, ambos con modelos altamente diversificados y con mayor consumo de capital por su presencia en mercados internacionales, mantienen rentabilidades robustas que confirman la fortaleza del conjunto del sector y la eficacia de sus estrategias globales.

La presidenta de Banco Santander, Ana Botín | ACN
La presidenta de Banco Santander, Ana Botín | ACN

Estas diferencias deben interpretarse teniendo en cuenta el consumo de capital o RWA (Risk-Weighted Assets). El BBVA y el Santander, con una fuerte presencia internacional, operan con carteras de mayor ponderación por riesgo, lo que exige más capital y tiende a moderar el RoTE ajustado al riesgo pese a sus elevados beneficios. En contraste, CaixaBank y Bankinter se benefician de estructuras más ligeras y de un negocio más concentrado en España, lo que les permite generar retornos altos con menor consumo de capital. El Sabadell se sitúa en una posición intermedia, con un negocio mayoritariamente doméstico, un consumo de capital contenido y un nivel de rentabilidad coherente con el riesgo asumido, lo que lo alinea con la banca española más eficiente en términos de retorno ajustado.

 

La eficiencia operativa continúa siendo una de las grandes fortalezas del sistema. El ratio medio de costes sobre ingresos ronda el 42%, con Bankinter (≈ 39%) y Santander (≈ 41%) entre los más eficientes. BBVA (≈ 42%) y CaixaBank (≈ 43%) mantienen niveles muy competitivos, mientras que Unicaja, por encima del 50%, sigue en fase de convergencia. En este contexto, el Sabadell, con una eficiencia del 48,1%, se sitúa por encima de la media del sistema doméstico, pero muestra una tendencia positiva gracias a la reducción de costes y al avance en la simplificación operativa.

El sistema bancario español cierra 2025 con una posición destacada en Europa: fuerte, rentable y prudente

En solvencia, todos los grandes bancos mantienen ratios CET1 fully loaded > 12%, con Unicaja (16,2%) y BBVA (13,42%) a la cabeza. CaixaBank (12,4%) confirma su solidez y su capacidad para financiar dividendos y recompras sin debilitar su estructura. El Sabadell se sitúa entre CaixaBank y Santander, consolidando un perfil de capital cómodo incluso tras su plan de retribución.

En conjunto, la banca española combina rentabilidad alta, eficiencia estructural y riesgo contenido, una ecuación difícil de replicar en Europa. Cada entidad lidera un área:

  • BBVA, por su rentabilidad y diversificación internacional;
  • Bankinter, por su eficiencia y bajo consumo de capital;
  • CaixaBank, por su modelo doméstico resiliente y equilibrado;
  • Santander, por su escala y resiliencia global;
  • Unicaja, por su fortaleza de capital y mejora progresiva;
  • Sabadell, por su impulso comercial y su transición hacia un modelo más rentable tras la fase de reestructuración.

El sistema bancario español cierra 2025 con una posición destacada en Europa: fuerte, rentable y prudente, aunque con el desafío de mantener ese equilibrio cuando los márgenes se normalicen y la fiscalidad pese más.

Valoración bursátil y rentabilidad por dividendo

Los resultados sólidos de 2025 también se han dejado notar en el mercado, aunque con menos entusiasmo del que cabría esperar. Pese a los beneficios récord, la banca española sigue cotizando con múltiplos de valoración bajos, lo que la convierte en uno de los sectores más atractivos, y al mismo tiempo más infravalorados, del panorama europeo.

El PER medio se mueve entre 6 y 7 veces beneficios, frente al entorno de 9 veces en la banca del Viejo Continente. Una brecha que refleja tanto la prudencia del mercado ante la normalización de márgenes como la oportunidad latente de revalorización si los beneficios se consolidan en 2026.

Por entidades, las diferencias son claras. Bankinter y CaixaBank, los bancos con mayor peso doméstico, se sitúan en la franja alta, entre 7,5 y 8 veces beneficios, respaldados por su bajo consumo de capital (RWA), su elevada eficiencia y la visibilidad de sus resultados.

La rentabilidad por dividendo sigue siendo el gran reclamo para el inversor; el sector ofrece un rendimiento medio cercano al 7%, muy por encima de la renta fija y del promedio europeo

En el otro extremo, el BBVA y el Santander, con una presencia significativa en América Latina y otros mercados emergentes, cotizan entre 6 y 6,5 veces, reflejo de la prima de riesgo asociada a su diversificación geográfica. El Sabadell y Unicaja, más pequeños y con un modelo eminentemente nacional, permanecen en la franja de 5 a 6 veces beneficios, un descuento estructural frente a los grandes grupos, pero también un espacio potencial de revalorización si mantienen la senda de crecimiento y mejora en rentabilidad.

La rentabilidad por dividendo sigue siendo el gran reclamo para el inversor. El sector ofrece un rendimiento medio cercano al 7%, muy por encima de la renta fija y del promedio europeo. El BBVA y el Santander destacan por volumen absoluto de retribución, con programas de recompra que elevan el retorno total por encima del 9%. CaixaBank y Bankinter, por su parte, ofrecen entre 6 y 7%, con una política de dividendos más predecible y un payout del 50–60%. Unicaja y Sabadell rondan el 5%, con lo que priorizan el refuerzo del capital frente al reparto de beneficios.

Además, el Sabadell añade un atractivo singular: el dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros ligado a la venta de TSB previsto para 2026, además de los 7 céntimos por acción que abonará en diciembre y un compromiso explícito de mantener un dividendo superior al de 2024 durante todo el trienio.

El consejero delegado del Banc Sabadell, César González-Bueno, y el presidente de la entidad, Josep Oliu, celebran el resultado de la doble junta extraordinaria | Cedida
El consejero delegado del Banc Sabadell, César González-Bueno, y el presidente de la entidad, Josep Oliu, celebran el resultado de la doble junta extraordinaria | Cedida

A diferencia de otras etapas de tipos altos, los dividendos actuales se sustentan en beneficios ordinarios, no en resultados extraordinarios, y en ratios de solvencia históricamente elevados. Esa combinación de beneficio recurrente, solvencia sólida y retribución generosa sitúa a la banca española en una posición de equilibrio poco común.

Con múltiplos contenidos y una rentabilidad por dividendo difícil de igualar en Europa, el sector se consolida como un refugio rentable en tiempos de normalización monetaria. Las cotizaciones descuentan un escenario prudente, pero los fundamentos siguen siendo claros: márgenes sostenibles, capital robusto y un retorno al accionista que confirma que la banca española vale más de lo que el mercado está dispuesto, por ahora, a pagar.

Conclusiones

Los resultados de 2025 confirman que la banca española ha entrado en una etapa de madurez estructural. La banca ha demostrado que puede sostener beneficios elevados, riesgo reducido y solvencia amplia incluso en un entorno en el que el viento de los tipos ya no sopla con la misma intensidad. La rentabilidad deja de depender del ciclo monetario y se apoya cada vez más en la disciplina operativa, la eficiencia y la gestión prudente del capital.

El conjunto de las entidades ha aprendido a equilibrar crecimiento, riesgo y control de costes con una solidez que contrasta con la fragilidad de hace apenas una década. La mejora continua de la calidad del crédito, la ampliación de los márgenes operativos y la diversificación de ingresos consolidan un modelo que ha sabido adaptarse a un contexto menos favorable sin renunciar a la rentabilidad.

En 2026 el reto será diferente: ya no se trata de resistir, sino de preservar la ventaja competitiva

Mirando a 2026, el reto será diferente: ya no se trata de resistir, sino de preservar la ventaja competitiva. La estabilización de los márgenes, el posible carácter permanente del impuesto a la banca, las nuevas exigencias regulatorias de Basilea III y la transformación digital obligarán a afinar aún más la gestión y a priorizar la eficiencia. También la integración de criterios ESG y el avance tecnológico redefinirán parte del negocio y requerirán inversiones sostenidas.

Aun así, el sector llega a esta nueva etapa desde una posición excepcional: sólido, rentable y bien capitalizado. La banca española ya no depende del impulso monetario para generar valor; hoy se sostiene sobre su propia gestión y sobre un modelo operativo que ha demostrado resiliencia y consistencia en un entorno cada vez más exigente.

La banca española cierra un ciclo dorado con balances más fuertes que nunca, pero con un horizonte más exigente: el desafío ya no es resistir, sino demostrar que su rentabilidad puede sostenerse cuando el viento de los tipos deje de soplar a favor.