El círculo perverso del 'fair play' financiero

¿Guerras políticas más allá de razones económicas?

Los presidentes del Fútbol Club Barcelona y lo Real Madrid, Joan Laporta y Florentino Pérez | EP Los presidentes del Fútbol Club Barcelona y lo Real Madrid, Joan Laporta y Florentino Pérez | EP

En una economía de mercado, a diferencia de otros modelos económicos, los incentivos constituyen, entre otros, la columna vertebral de su éxito, puesto que es la expectativa de obtener un retorno el que provoca que se invierta, con la esperanza que una buena gestión de esta inversión genere un retorno superior. Este modelo, con sus imperfecciones, ha hecho avanzar las naciones durante siglos hasta lograr límites de bienestar nunca conocidos.

En las economías avanzadas, más allá de su sistema de bienestar y fuera de lo que se pueden considerar bienes de primera necesidad, es el propio mercado el que regula la oferta, la demanda, el precio, el éxito y el fracaso de las compañías y sus inversiones.

Todo esto, aunque pueda parecer un breve manifiesto económico, tiene relación con la norma reguladora del límite salarial de la liga de fútbol profesional, conocido como Fair-play financiero y que estos días, desgraciadamente, vuelve a ser noticia por la polémica generada, siempre desde el mismo lugar, con las inscripciones de nuevos fichajes del Barça.

El Fair-play financiero determina, entre otros, que los clubes no se pueden gastar más del que ingresan, y tiene como objetivo garantizar su solvencia

Esta normativa creada hace una década determina, entre otras, que los clubes no se pueden gastar más de lo que ingresan, y tiene como objetivo garantizar la solvencia de los clubes de fútbol, para evitar volver a los malditos años noventa, unos años caracterizados por el desmadre en la gestión de los clubes, que obligó a la transformación de la mayoría de estos en sociedades anónimas deportivas.

La situación de los clubes antes de la pandemia era bastante solvente con unas estructuras de deuda y de solvencia adecuadas. La LFP atribuye este estado económico a la aplicación de esta ratio, y lo convierte en las tablas sagradas del campeonato, determinando esta normativa como la clave de vuelta de la gestión de los mismos.

De todas formas, a pesar de que podría parecer que esta relación entre la ratio y la situación pre-covid es directamente proporcional, nada más allá de la realidad. La verdadera razón por la cual los clubes estaban en una situación óptima, o cuando menos, cómo en el caso del Barça, lo parecían, rae en el que hemos explicado al principio: los incentivos. ¿Qué mayor incentivo puede tener un propietario de un club de fútbol que ha invertido una cantidad importante de dinero para la buena gestión de su club? ¿Y para un club deportivo cómo puede serlo el Barça, el Athletic, el R. Madrid o el Osasuna, no es un incentivo suficientemente importante para la junta directiva que dirige el club ser responsable de la gestión, durante su mandato, con su patrimonio personal? ¿O no es así en cualquier ámbito empresarial que conocemos?

Más allá de todo esto hay varios aspectos que cuestionan la utilidad real de esta ratio y su inflexibilidad:

  1. Cuándo se establece una norma, con un objetivo concreto, es fundamental que el resultado de la misma no entre en contradicción con lo que intenta. Esto es lo que puede llegar a pasar con esta normativa inflexible después de la pandemia. Es decir, en una situación de pandemia en la que los ingresos han bajado de manera exponencial, en el caso del Barça, la LFP cifra el impacto de los mismos en cuatro cientos ochenta y ocho millones de euros, los clubes no pueden de ninguna forma adaptarse a la nueva situación a corto plazo, puesto que sus gastos, amortizaciones y salarios, son fijos y no se pueden tocar sin generar más pérdidas, y si lo hacen, pueden incurrir en un denominado círculo vicioso que les haga reducir todavía más este maldito límite salarial y empeorar todavía más su ratio de solvencia y su salida de la crisis.
  2. El impacto que ha representado la pandemia a nivel mundial desde su aparición ha cuestionado la situación económica a todos los niveles y ha obligado a todas las administraciones mundiales a repensar y flexibilizar sus principios. La reserva federal, el Banco de Inglaterra, el BCE, las administraciones públicas, ya sean locales, regionales o estatales han flexibilizado sus políticas con ayudas varías para proveer a la población y a sus empresas y autónomos de los recursos para sobrevivir y reconducir su situación fruto del tsunami de la pandemia.

Literalmente han roto cualquier techo de endeudamiento para inyectar liquidez a la economía productiva y así evitar su quiebra.

  1. En la industria del deporte, ya sea en Europa o USA (que por cierto, tiene unas normas de límites salariales diferentes, puesto que su objetivo es la igualdad de la competición, nada que ver con el límite de la LFP), han flexibilizado al máximo las normativas previas a la pandemia y es la LFP la más estricta con diferencia en este aspecto.
  2. La LFP profesional no deja de ser la patronal que tiene que defender los clubes y sus intereses de manera general. En este sentido, destacamos dos cuestiones: la primera, en el ámbito general, justo es decir que la pandemia ha afectado de manera mucho más profunda a los clubes grandes que han visto como su exposición a los ingresos comerciales y de matchday ha impactado de manera mucho más grande que el resto de clubes, con una dependencia mucho mayor en los derechos de televisión, que casi no se han reducido. Esta situación hace que la norma después de la pandemia tenga un impacto muy distinto según la medida del club, cosa que la hace muy injusta si no se adapta. En segundo lugar, la liga tiene que velar para mantener las ventajas competitivas de sus actores, es decir, tiene que velar porque ningún club se aproveche de no pagar a terceros (otros clubes, jugadores o administraciones públicas) pero en ningún caso qué nivel de deuda mantiene un club privado y soberano o qué estrategia de inversiones determina una entidad, responsabilidad que recae únicamente en sus propietarios y sus representantes, que son los que asumirán las consecuencias si los objetivos no se cumplen. En este sentido, ¿alguien se imagina a la CEOE limitando a ACS por un determinado nivel de compras o a Mercadona por un exceso de coste salarial?

Por otro lado en la liga española, los clubes han puesto en marcha unas políticas de inversiones mayores por la reforma y/o construcción de nuevos estadios. Por qué, por ejemplo, la LFP no se ha atrevido a limitar la inversión del Barça y del R. Madrid en sus estadios (más de 2.000 millones de euros entre los dos) y si lo hace cómo se gastan el dinero en jugadores? No tiene ningún sentido.

¿La LFP no se ha atrevido a limitar la inversión del Barça y del Madrid en sus estadios y si lo hace cómo se gastan el dinero en jugadores? No tiene ningún sentido

Para acabar, dos cuestiones más concretas y centralizadas todas en el caso del Barça:

  1. El Barça se encuentra en la situación económica más delicada de su historia provocada por una gestión calamitosa en el último lustro agravada por los efectos de la pandemia. Pues bien, el Barça cumplió durante toda esta etapa de deficiente gestión todos y cada uno de las ratios de control financiero, señal evidente que el cumplimiento de la ratio no ha servido para nada. Por lo tanto, en el momento de una gestión deficiente que pondrá al Club en riesgo de quiebra, la norma no interviene, la LFP no hizo ninguna advertencia, demostración clara, que la norma no sirve.
  2. Este último diciembre, treinta y nueve de los cuarenta y dos clubes de la liga han firmado con lo fondos de inversión CVC un acuerdo histórico donde estos cedían durante los próximos 50 años casi el 10 % de sus derechos de TV a cambio de una cantidad de dinero repartida de manera no proporcional. Pues bien, si el Barça hubiera aceptado este acuerdo, hubiera podido utilizar parte de sus ingresos (45 millones de euros aproximadamente) para incrementar su límite salarial. Esta es una operación que constará en el pasivo de los clubes (donde van las deudas) al tratarse de un adelanto de ingresos futuros. Pues bien, el Barça, este verano, en una excelente gestión financiera, consiguió refinanciar 600 millones de su deuda de corto a largo plazo con carencia y a un tipo de interés inmejorable, muy por debajo del coste que implicaba la aceptación del acuerdo con CVC. Pues bien, en ningún caso esta operación sirve o servirá para aumentar el límite salarial. Qué motivo existe para esta discriminación? En conclusión, si el Barça acepta el acuerdo con CVC puede acceder con una parte al mercado para incorporar futbolistas y aumentar la masa salarial, ahora bien, cuando la financiación no proviene de la propuesta de la patronal, entonces, no lo puedes hacer. ¿Qué sentido tiene permitir esta arbitrariedad?

El único argumento razonable a todo lo expuesto hace referencia a las guerras políticas (CVC, Superliga y otras) más allá de cualquier razón económica, verdadero motivo de la no flexibilización y por lo tanto, llevando al extremo una norma injusta que no cumple su objetivo, resultando un círculo perverso que empobrece a clubes y a la propia competición.

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