
El Banc Sabadell acaba de presentar su nuevo plan estratégico para el período 2025–2027 en un momento decisivo de su historia. No se trata de una simple hoja de ruta financiera ni de un ejercicio técnico de planificación corporativa. Esta vez, el plan es un manifiesto de autonomía. Una herramienta pensada para convencer a accionistas, analistas y mercado de que el Sabadell puede seguir siendo competitivo, rentable y sostenible sin necesidad de integrarse en el BBVA, cuya oferta pública de adquisición (OPA) ha sido rechazada por el consejo del banco catalán al no estar alineada con los intereses del accionariado.
Desde que el BBVA hizo pública su intención de adquirir el Sabadell, la entidad ha reforzado su narrativa de independencia. Sin embargo, los comunicados institucionales ya no bastan. El plan estratégico se convierte en el vehículo esencial para ofrecer una alternativa creíble y ambiciosa, con cifras, visión de negocio y una propuesta de valor clara.
La OPA lanzada por el BBVA ha situado al Sabadell en el centro de una contienda empresarial con implicaciones institucionales, territoriales y estratégicas. Mientras el BBVA defiende que la integración generaría valor mediante sinergias operativas, el Sabadell sostiene que su proyecto independiente ofrece mayor rentabilidad potencial para el accionista y garantiza una competencia más equilibrada en el sistema financiero español. Esta confrontación coloca a los accionistas minoritarios ante una decisión crítica: aceptar una oferta que, hoy por hoy, presenta una prima negativa respecto al valor de mercado -y, por tanto, carece de lógica económica-, o confiar en la evolución bursátil respaldada por un plan estratégico propio que ya ha demostrado solidez y resultados.
Para alimentar esa confianza, el consejo de administración ha elaborado un plan que no parte de cero. Durante el trienio 2022–2024, el Sabadell ha consolidado una senda de crecimiento rentable. En 2022, obtuvo un beneficio neto de 859 millones de euros (un 62% más que en 2021), cifra que se elevó a 1.332 millones en 2023 (+55%). En el primer trimestre de 2024 ya había alcanzado 308 millones de beneficio (+50% interanual), con previsiones del mercado que sitúan el cierre del ejercicio por encima de los 1.400 millones.
En términos de eficiencia y rentabilidad, los avances han sido también notables. El ROTE pasó del 6,5% en 2021 al 11,3% en 2023, y la ratio de eficiencia mejoró del entorno del 55% al 45,9%. Todo ello con un sólido ratio de capital CET1 fully loaded del 13,3%.
En paralelo, la filial británica TSB, tras años de reestructuración, alcanzó resultados positivos superiores a los 200 millones anuales. Sin embargo, su reciente venta por 3.100 millones de euros refuerza aún más la posición de capital de Sabadell y permite anunciar un dividendo extraordinario de 0,50 euros por acción, que se distribuirá previsiblemente en el primer trimestre de 2026. Junto con la retribución ordinaria, la entidad prevé destinar cerca de 3.800 millones a remunerar a los accionistas en apenas doce meses.
Una hoja de ruta ambiciosa
El Plan Estratégico 2025–2027 de Banc Sabadell, presentado este jueves, traza una hoja de ruta ambiciosa para consolidar un modelo de crecimiento orgánico por encima del mercado. Lo hace apoyándose en un riguroso control del riesgo crediticio y en una clara orientación hacia la eficiencia del capital. Personalmente, percibo en esta propuesta una apuesta decidida por la prudencia financiera como pilar fundamental para garantizar la sostenibilidad del negocio y mantener una retribución atractiva para el accionista.
Cuando se analiza la expansión de volúmenes, destaca el objetivo de incrementar el libro de crédito exTSB por encima del 5% anual, una cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta el contexto competitivo. Este avance estará apalancado en varios frentes. En financiación empresarial y pymes, se proyecta un crecimiento del 4% anual, con una clara focalización en sectores estratégicos y relaciones de largo plazo. En el ámbito hipotecario, el banco prevé mantener un ritmo de crecimiento similar al del mercado.
Desde el punto de vista técnico, resulta especialmente relevante la intención de mejorar el mix de productos hacia soluciones con mayor ROA y menor exigencia de capital. Este matiz no es menor: permite contener el crecimiento de los activos ponderados por riesgo (RWA), lo que a su vez facilita preservar la solvencia sin sacrificar rentabilidad.
Más que una maniobra táctica, la presentación del plan estratégico se ha leído como el "as en la manga" del banco catalán: una manera de mostrar que el Sabadell no está acorralado, sino que tiene un proyecto viable y propio
En materia de riesgo, la entidad plantea metas ambiciosas pero coherentes con su trayectoria reciente. Aspira a reducir la ratio de morosidad por debajo del 2,5% en 2027, mantener el coste del riesgo en torno a los 40 puntos básicos y alcanzar una ratio de cobertura superior al 65%. Para lograrlo, se reforzarán los criterios de admisión crediticia con un sesgo conservador, especialmente en actividades más sensibles a los ciclos económicos. Además, se prevé una gestión activa de los activos improductivos.
Todo este planteamiento no solo tiene implicaciones sobre la calidad del balance, sino que refuerza la capacidad del banco para mejorar su posicionamiento competitivo. De hecho, se estima una ganancia de entre 25 y 30 puntos básicos de cuota de mercado en crédito, partiendo de un 8% actual. Esta evolución irá acompañada de una mejora en la eficiencia operativa y en la escalabilidad de los ingresos, con lo que se espera alcanzar un RoTE recurrente del 16% en 2027, un salto significativo desde el 14,6% exTSB.
Por último, resulta interesante observar cómo el banco sigue concentrando su actividad en España, un mercado que, en opinión de la propia entidad, ofrece previsibilidad, estabilidad regulatoria y un entorno macroeconómico favorable. Este anclaje geográfico refuerza el modelo de ingresos y la capacidad de gestión del riesgo, lo que, en conjunto, permite pensar en una estrategia bien armada, financieramente disciplinada y alineada con las mejores prácticas del sector.
La intención del Sabadell es clara: no basta con tener buenos números; hay que tener visión, y el mercado lo sabe
La presentación del plan no es casual: se ha producido justo antes del inicio del periodo de aceptación de la OPA. Más que una maniobra táctica, ha sido leída por muchos como el "as en la manga" del banco catalán: una manera de mostrar que el Sabadell no está acorralado, sino que tiene un proyecto viable y propio.
Como expresó su presidente, Josep Oliu, “el Sabadell tiene plan, tiene resultados y tiene futuro”. La intención es clara: no basta con tener buenos números; hay que tener visión. Y el mercado lo sabe. La credibilidad del equipo gestor, su historial reciente y la coherencia entre discurso y ejecución serán factores decisivos para que este mensaje cale entre inversores institucionales y minoritarios.
Además, el entorno macroeconómico español, con estabilidad financiera, bajo nivel de impagos y crecimiento moderado, actúa como viento a favor. En este contexto, el Sabadell puede seguir ganando cuota sin asumir riesgos desproporcionados ni perder agilidad.
Las consecuencias de la OPA
Uno de los elementos menos discutidos públicamente, pero muy relevantes para el accionista, es el impacto fiscal de la OPA. En la carta enviada esta semana por Josep Oliu a los accionistas, se advierte que aceptar el canje propuesto por el BBVA tiene consecuencias tributarias: se trata, a efectos fiscales, como una venta, lo que implica una posible tributación inmediata sobre plusvalías, tanto para particulares como para empresas.
Por el contrario, mantener las acciones de Sabadell y beneficiarse del dividendo extraordinario implica una retribución sin desinversión, en muchos casos con una fiscalidad más favorable. Este factor, aunque técnico, podría inclinar la balanza para determinados perfiles inversores más conservadores o patrimonialistas.

El plan estratégico presentado por el Sabadell no es solo una respuesta a una OPA hostil. Es una reafirmación de identidad. Una defensa de su modelo de negocio. Una declaración de que la rentabilidad no exige perder autonomía. En una era donde se tiende a premiar la escala y las fusiones, el Sabadell apuesta por la especialización, la eficiencia y el crecimiento orgánico.
Como profesional con 50 años de experiencia en banca, creo que este plan confirma lo que algunos ya sabíamos: el Sabadell no necesita al BBVA para seguir creciendo. En el sector financiero no todo es tamaño: también cuentan la agilidad, la cercanía territorial, el nivel de servicio, la cultura empresarial y la capacidad de ejecutar una estrategia coherente.
Aceptar una OPA por una prima inmediata puede parecer razonable en términos financieros. Pero hoy, esa prima ni siquiera existe: el precio ofrecido por el BBVA es inferior a la cotización actual del Sabadell. Si en algún momento decidiera mejorar la oferta, algo que ha descartado reiteradamente, el hecho de que el pago se realice mayoritariamente en acciones del BBVA podría desencadenar un “efecto pescadilla”: el mercado podría interpretar que se perjudica a los accionistas actuales del BBVA, provocando una caída en su cotización y anulando así el valor adicional recibido por los accionistas de Sabadell.
En el sector financiero no todo es tamaño: también cuentan la agilidad, la cercanía territorial, el nivel de servicio, la cultura empresarial y la capacidad de ejecutar una estrategia coherente
En otras palabras, ni hay prima hoy, ni está claro que pudiera haberla mañana. Frente a esa incertidumbre, el plan estratégico de Sabadell ofrece algo igual de valioso que la rentabilidad: visibilidad, autonomía y ausencia de riesgo de ejecución. No depende de terceros, ni de autorizaciones regulatorias, ni de reacciones del mercado. Es un camino claro, realista y ya en marcha. La decisión ahora está en manos del mercado, y sobre todo, de los accionistas: elegir entre una integración incierta o seguir apostando por un proyecto propio que ha demostrado solidez, rentabilidad… y ambición.