“Esta conferencia no tratará de los efectos de la inteligencia artificial y la robótica en el mercado laboral y de la productividad”. Con esta (agradecida) advertencia que rompe con la monotonía temática de los últimos meses es como el catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Josep Oliver Alonso, ha iniciado la conferencia inaugural de la 30ª edición de la Jornada dels Economistes. Un encuentro organizado por el Col·legi d’Economistes de Catalunya que nos ha dejado las memorias de exconsejeros de Empresa, un debate sobre la internacionalización de la empresa catalana y las declaraciones de Josep Oliu como momentos destacados de una jornada en la que “burocracia” y “productividad” son dos de las palabras que más veces han cantado bingo.
El segundo concepto ha sido precisamente una de las temáticas estrella de la ponencia de Oliver, que de manera extensiva, pero divulgadora, ha analizado al detalle el contexto económico global en el que nos encontramos inmersos y la situación particular de Catalunya. Una “era del desorden”, como la denomina el periodista económico Martin Wolf, que a juicio de Josep Oliver puede definirse como “una incierta transición de la globalización desde su fortaleza anterior a la reducción actual, de la cual no se observa el final”.
Y es que, de acuerdo con el catedrático emérito de la UAB, la crisis de la globalización neoliberal va mucho más allá de personalidades como Donald Trump: “Los primeros problemas surgen a finales de los 2000 por razones geopolíticas, cuando la emergencia de China se empezó a percibir desde Estados Unidos como una amenaza”. Este hecho ha provocado la aparición de “tendencias de nacionalismo económico en Occidente que reflejan la desigualdad generada por los mismos éxitos de la globalización”, traducida en políticas específicas como el inicio de los aranceles a China en 2018, el veto a transferencias tecnológicas de Huawei o el refuerzo del proteccionismo económico a través de renegociaciones como el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (USMCA) de 2020.
La débil posición de Europa en el tablero global
“El acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea” se tiene que interpretar en esta misma línea”, señala Oliver, que reconoce que “no es nada beneficioso para nosotros” en ámbitos como la obligación “de invertir 1,5 billones de euros en la economía americana comprando gas natural, petróleo y productos de energía nuclear, o chips de IA por 40.000 millones”. De este contexto y de la consiguiente respuesta europea, Oliver extrae dos valoraciones principales: un “cambio de orientación de la Comisión, desde el énfasis en el Pacto Verde, hacia la mejora de la competitividad”, y una delegación de la financiación de todas estas operaciones en la política industrial de cada estado miembro.
En cuanto a la primera, el experto considera que el cambio es “más que evidente”, ya no solo por los contenidos del informe Draghi, sino también por las múltiples cláusulas de excepcionalidad que se han ido concediendo en las principales normativas climáticas. “Este proceso no ha acabado”, ha alertado Oliver, citando la Llamada para la simplificación de las normativas europeas que diecinueve países europeos, bajo el liderazgo de Alemania, Italia y Francia, han impulsado y han hecho llegar al Consejo Europeo y que “viene a pedir una radical liquidación del grueso de las regulaciones que nos están impidiendo crecer”.
En el segundo ámbito, Oliver ha sido taxativo: “El origen de los recursos para transformar nuestras economías son, honestamente, un brindis al sol”. El catedrático emérito de la UAB ha criticado duramente a la UE por no aprovechar para “finalizar la unión bancaria, la unión del mercado de capitales o utilizar la recién nacida unión de ahorro e inversión” para financiar todas las medidas que se consideran necesarias, que considera que reflejan “una durísima realidad”: “La Comisión Europea no está preparada para repetir la operación de la covid-19 y poner 700.000 u 800.000 millones sobre la mesa”.
Oliver: “El origen de los recursos europeos para transformar nuestras economías son, honestamente, un brindis al sol”
De hecho, Oliver ha señalado con preocupación ciertos movimientos individuales de algunos estados miembros, como la creación de un fondo de 100.000 millones por parte de Alemania para comprar activos estratégicos. “No observamos la disgregación de la Unión, porque tenemos el euro y el Banco Central Europeo”, ha concedido el profesor, pero sí que ve en cuestiones como la fuente de capital de la estrategia de rearme “una clara línea divisoria entre el norte y el sur de Europa”.
Catalunya, entre transformaciones del modelo productivo y del capital humano
Dentro de este contexto pesimista se encuentra una Catalunya de la que este mismo jueves se han conocido las cifras macroeconómicas del tercer trimestre: un crecimiento del 2,4% interanual con alzas en todos los sectores, que si bien se incrementa a menor ritmo que en el conjunto del Estado (+2,8%), también lo hace bastante por encima de la media europea (+1,5%). Unos crecimientos que Oliver explica a partir de una serie de “rasgos estrictamente estructurales”, como las modificaciones monetarias y fiscales hasta el año 2022, “con tipos de interés prácticamente nulos desde 2016”, que han permitido “desapalancar el endeudamiento de familias y empresas”; así como la ampliación del mercado interno, que es la razón que “ha promocionado el crecimiento demográfico”.
Sin embargo, el catedrático emérito también ha identificado una serie de indicadores “menos evidentes” que “han transformado profundamente el panorama social y económico del país”, y no en el buen sentido. Grosso modo, son dos: el “notable” cambio de la estructura productiva, que sitúa al Principat en una situación de “desindustrialización prematura”; y la transformación “radical” del capital humano de Catalunya marcada por tres grandes tendencias: el envejecimiento, el origen y la formación de los trabajadores
En el primero de estos dos factores, Oliver ha lamentado que “nos hemos convertido en una economía de servicios con una estructura no particularmente favorable al aumento de la renta per cápita”. Los servicios comerciales privados, como el comercio, el turismo, el transporte y de personas y las actividades recreativas representan “cerca del 40% de la ocupación del país”, a lo cual hay que sumar un 19% de “el resto de los servicios productivos” y otro 15% vinculado a los servicios colectivos. “En conjunto, casi un 75% de la actividad y de la ocupación es terciaria”, ha sumado Oliver. A este hecho se le suma la “pérdida continuada de peso de la industria”, que “a pesar de la recuperación entre 2019 y 2024”, ha perdido casi veinte puntos porcentuales en el peso en la ocupación desde mediados de los años 80 (38%) hasta el 17% actual.
Oliver: “Nos hemos convertido en una economía de servicios con una estructura no particularmente favorable al aumento de la renta per cápita”
“Se me argumentará que es un proceso común a todas las economías occidentales”, se ha adelantado el catedrático emérito de la UAB, quien ha presentado las comparaciones con regiones como Lombardía, Véneto o Karlsruhe para refutar el argumento: “Hemos pasado de estar más o menos como ellos al inicio del euro a caer al 17%, cuando ellos continúan entre el 25% y el 33%”. De entre las múltiples razones que explican este fenómeno, Oliver ha destacado el alto peso de las ramas de contenido tecnológico bajo: “Según Eurostat, en 2024 suponían un 37% en Catalunya, muy por encima de los valores de Stuttgart o Karlsruhe, del 15% al 25%”.
Y, a pesar de que Catalunya sea incluida como una de las 69 regiones europeas consideradas strong innovators en el Regional Innovation Scoreboard 2025 de la Comisión Europea, hay que leer la letra pequeña: “Tenemos una valoración de 110 sobre la media de 100, y estamos muy lejos de las regiones austriacas, belgas, gran parte de las alemanas, finesas, suecas, suizas o británicas. Y más específicamente, contrasta con el 133 de Karlsruhe o el 192 de Lombardía”.
La segunda tendencia identificada por Oliver, la transformación del mercado laboral, tampoco desprende buenas sensaciones. “En el término de la edad, nuestra ocupación se ha envejecido, y mucho”, deja muy claro el profesor, recordando que “hace 30 años, el 70% de los ocupados tenían menos de 45 años, y hoy son escasamente el 50%”. Un envejecimiento explicado en alto grado por la caída de la natalidad, de la cual también ha aportado datos: “Los nacimientos en Catalunya, incorporando a los inmigrantes, entre personas de 16 a 34 años, ha pasado de los 1,8 millones a los 1,2 millones, hemos perdido 600.000 individuos”.
A una disponibilidad cada vez más reducida de población joven en edad de trabajar se le suma el ámbito de la formación, tildada como “inadecuada” e “incapaz de atender la demanda de trabajo de las empresas” por Oliver. Y a consecuencia de estos dos elementos, el tercer vértice del triángulo: el crecimiento de la población trabajadora inmigrante. “Entre 1995 y 2024, hemos creado 1,5 millones de puestos de trabajo, y el 65% los han ocupado gente no nacida en España”, ha señalado el catedrático emérito. Unas cifras que “han ido cogiendo velocidad” y que hacen que “el 29% de la ocupación de Catalunya el año pasado fuera de personas nacidas fuera”. A juicio de Oliver, “esta ola inmigratoria plantea problemas de integración, y hay que gestionarlo correctamente, porque el crecimiento económico y el equilibrio social son dos caras básicas de nuestra sociedad”
Terapia de choque: Detener la subvención a la hostelería y transformar el sistema educativo

Una regresión parcial de la globalización entendida como un “fenómeno estructural”, el renacimiento de “nacionalismos económicos”, el cambio de prioridades europeas de la sostenibilidad a la competitividad y su “incapacidad de ofrecer recursos comunes” para afrontar todos estos problemas. Cuatro situaciones internacionales ante las cuales Oliver llama a la acción activa a través de políticas industriales, como la promoción de sectores tecnológicamente avanzados (“que ya lo estamos haciendo”, ha concedido) y la recuperación del valor añadido de “ramas tradicionales del país”, como lo es la industria.
Pero también con una propuesta que supone lanzarse de cabeza a una piscina de barro: “Dada la especificidad catalana, podríamos añadir la conveniencia de retirar parte de la subvención fiscal implícita a una rama tan relevante como la hostelería y la restauración”. En concreto, Oliver propone retirar el IVA subvencionado de estas actividades, como también del comercio “del alcohol y el tabaco” y de los peajes de las autopistas: “Lo sumas todo y estamos haciendo una política de fomento del turismo”.
Esta es una de las dos grandes demandas que ha hecho Oliver en la inauguración de la 30ª Jornada dels Economistes. La otra, también dirigida en buena parte a la administración, es un cambio de perspectiva de qué significa el éxito económico: “Si se descompone el crecimiento del valor añadido de los últimos seis o siete años, encontramos la muy mala noticia de que es el crecimiento del empleo el que ha impulsado el crecimiento del valor”. O dicho en otras palabras, activando el modo Daenerys Targaryen: “El hecho de que nos haya pasado esto hasta ahora no es argumento para continuar con esta rueda. Tenemos que romperla, y ubicar el foco desde el empleo hacia la productividad”.
Y para hacerlo, Oliver es agresivo con las propuestas, dirigidas principalmente al capital humano: combatir intensamente el fracaso escolar en educación primaria y secundaria y fomentar un cambio en la especialización de los estudiantes universitarios, que según el catedrático tienen “un marcado sesgo en titulaciones de Humanidades y Ciencias Sociales”. “Tenemos un bajo nivel en formaciones en matemáticas y ciencias”, ha lamentado Oliver, quien también ha señalado que este desequilibrio provoca una “sobrecualificación de la mano de obra” allí donde se titulan más personas. ¿Solución? “No solamente hay que reducir el volumen de las formaciones, también habría que redefinir los pesos de las diferentes titulaciones para intentar llevar parte de la población a sectores formativos más adecuados al cambio que estamos afrontando”.