
"El centro de Barcelona ha sufrido dificultades para atraer visitantes desde hace tiempo y pensábamos que era consecuencia de la pandemia de la covid-19, pero hay un gran problema y se llama desconexión emocional por parte de los visitantes", explica Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta en la presentación del estudio La importancia de la economía del visitante de la RMB por re-economizar el centro de Barcelona, que ha tenido lugar a la Cambra de Comerç de Barcelona.
"La importancia del sector comercial en Catalunya es evidente. Por ejemplo, el comercio tiene un 14% del Valor Añadir Bruto (VAB) y crea 400.000 puestos de trabajo. Por cada euro que se moviliza en el comercio, se generan 2,35 en el conjunto de la economía, según apunta la CEOE", confiesa Roger Gaspa, socio y director de RBD Consulting. Y de aquí el objetivo del estudio enfocado en la capital catalana: hay que trabajar hacia una ciudad más sostenible, pero "preservando la economía y el comercio". Y sin dejar de mirar y tomar nota de modelos de éxito como por ejemplo el de Copenhague (Dinamarca), según confiesan en VIA Empresa.
Jené (Barcelona Oberta): "Tenemos que contar con todos los usuarios que compran en Barcelona, desde los habitantes, los residentes de la provincia y los turistas"
Si nos fijamos en las cifras, el 54% de la facturación total del comercio barcelonés es gracias a los residentes de la ciudad, que puede ayudar a impulsar lo que se denomina como "ciudad de los 15 minutos". El 28% de los residentes de la provincia de Barcelona conforman el resto de los compradores, junto con el 28% de los turistas. "Sabemos que renunciar a uno de estos segmentos, equivale a renunciar a la estructura comercial completa y tenemos que ayudar", afirma Jené.
Las dificultades de un osonenc para "bajar a Barcelona de compras"
"Sí que se puede mejorar la experiencia de los habitantes de la provincia de Barcelona que asisten en la ciudad condal para comprar", continúa el presidente de Barcelona Oberta. Por ejemplo, habitantes del Vallès Oriental, Berguedà, Osona, el Bages, Anoia, el Alt Penedès o el Garraf invierten en la capital un tiempo de 2,9 horas generalmente en fin de semana y lo acostumbran a hacer con pareja, familia o amigos. Además, la mitad de ellos venden por compras específicas y acostumbran a hacer una comida en la ciudad.
¿Qué visitan? Sobre todo La Maquinista, la zona del centro como por ejemplo la calle Pelai, Plaza Catalunya, el Portal del Ángel o la Rambla y el Corte Inglés. También van al Paseo de Gracia, Diagonal Mar, la Illa Diagonal, Glorias y otros ejes de Barcelona. Y muchos de ellos confiesan que efectúan las compras gracias a las "recomendaciones de amigos o conocidos", por Google Maps o que lo han visto en las redes sociales.
Hartos del tiempo de desplazamiento y los atascos
El tiempo de desplazamiento de media para venir a comprar en Barcelona de los habitantes de la provincia es de 35 minutos y algunos creen que ha aumentado los últimos meses. O, incluso, en cuanto a los osonencs es de más de una hora. Respecto a la tolerancia a los atascos es de 24 minutos.
Y de aquí la preocupante cifra, "el 71 % de los compradores no residentes en Barcelona considera que cada vez es más difícil ir a comprar en la ciudad", puesto que les cuesta más entrar en la capital, encuentran lo que necesitan en otros lugares, compran online, teletrabajan o confiesan que "no disfrutan cuando van en Barcelona". Todo ello, hace concluir al informe que las dificultades de acceso a Barcelona podrían tener un impacto devastador para la ciudad. Más concretamente se identifica un riesgo de pérdida de facturación de entre 2.800 y 3.500 millonesde euros debido a la desconexión emocional entre la capital y su región metropolitana. Pero el aspecto positivo, la tendencia se puede revertir.
El 71% de los compradores no residentes a Barcelona considera que cada vez es más difícil ir a comprar en la ciudad
"Barcelona actúa como polaridad comercial de su entorno y es importante tener en cuenta el peso de los habitantes, de los turistas y de los residentes de la provincia. Y sobre todo que la actividad comercial tiene elevadas sinergias con otros sectores. El vehículo privado se ha convertido en indispensable por una gran mayoría de los visitantes y muchos de ellos cada vez toleran menos los atascos", afirma Jené.
"Cada día entran y salen 900.000 vehículos a Barcelona, que se traduce en 1 millón y medio de personas que llegan en Barcelona. Si por ejemplo no permitimos entrar el transporte privado a la ciudad, ¿cómo podemos absorber este flujo de visitantes? ¿Y cómo será su experiencia?", cuestiona el experto. "No podemos prohibir el coche sin tener elementos y alternativas que nos lo puedan permitir. Barcelona tiene un comercio de centralidad propio de las grandes ciudades europeas y estamos a tiempo de revertir la situación".
Las alternativas y propuestas van ligadas a una movilidad consensuada entre todos los actores, a la intermodalidad, a una gran red de aparcamientos disuasivos y concienciación ciudadana, entre otros. Y lo más importante, no dejar nadie atrás.